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Surgen diferencias entre el Polisario y el Gobierno argelino

El último ataque del Frente Polisario contra la localidad marroquí de M'Hamid, hace dos semanas, llevado a cabo, al parecer, sin el conocimiento del estado mayor argelino, ha originado importantes diferencias entre la organización independentista y el Gobierno de Argel, que, según fuentes informadas, no dudó esta vez en utilizar a sus propias fuerzas para obligar al Polisario a regresar a sus bases.

De confirmarse esta información, que en realidad quiere decir que marroquíes y argelinos, por igual, se esforzaron militarmente por rechazar al Polisario de la región de M'Hamid para evitar que entre Argel y Rabat se crease una situación que escapase al control directo de ambas capitales, sería un precedente significativo en la evolución del conflicto desde los acuerdos tripartitos de Madrid.Esta actitud del Gobierno argelino, según las mismas fuentes, obedece a dos consideraciones principales:

1. Porque el ataque contra M'Hamid, en una región estratégica del Marruecos anterior a las fronteras fijadas con la marcha verde, podría haber sido considerado por Rabat como un caso de guerra.

2. Porque hubiera podido interrumpir un sutil acercamiento iniciado entre los dos países en los últimos meses.

Según se cree, a finales de la primera quincena de septiembre, el consejero real Reda Guedira y el general Ahmed Dlimi viajaron a París para un intercambio informal de opiniones con emisarios argelinos. En los medios diplomáticos de Rabat se llega, incluso, a creer que ambos países pudieran prescindir en breve de las embajadas de terceros que en Rabat y Argel se ocupan, respectivamente, de los intereses argelinos y marroquíes, para pasar a algún tipo de relación directa.

Por primera vez, sin embargo no son sólo contactos secretos los sabidos entre argelinos y marroquíes. En la reunión de la Unión de Abogados Arabes celebrada a principies de este mes en Argel, los delegados argelinos sugirieron a los marroquíes que existía en el seno del Gobierno argelino «una nueva atmósfera hacia el conflicto del Sahara», a la par que solicitaron a sus colegas «paciencia y, sobre todo, discreción para no entorpecer esa evolución».

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Algo parecido ocurrió hace dos semanas en una reunión de la Internacional Socialista, a la que asistió un delegado argelino que pidió al representante marroquí que hiciera todo lo posible para evitar que Marruecos y Argelia lleguen a una situación irreparable, corno la surgida entre Irán e Irak, y al mismo tiempo les ratificó la evolución en el aparato dirigente argelino con respecto al conflicto del Sahara.

Los especialistas marroquíes en asuntos argelinos, que, no obstante, no están seguros si se trata de una evolución real de Argel o una simple táctica, subrayan, no obstante, que existe en verdad un cierto movimiento político en Argelia que se manifiesta en una reacción contra la penetración comunista del aparato sindical y estatal, paralela a un considerable auge de la influencia religiosa.

Todo ello se complementa con una delicada jugada política interna de Marruecos, en la que está, al parecer, ocupado el rey Hassan II, y que consistiría en colocar al frente de un nuevo Gobierno a un hombre con reputación de liberal e indudable aceptación entre la oposición, como es el consejero real Reda Guedira.

Este cambio de Gobierno, que en cualquier caso es un rumor persistente en la capital marroquí, necesitaría de la participación de los socialistas, a lo cual la formación que dirige el viejo militante nacionalista Abderrahim Buabid no parece dispuesta mientras el Parlamento actual, que la USFP no considera representativo de la realidad política del país, subsista. Una condición que, en la práctica, equivale a solicitar nuevas elecciones generales.

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