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Nuevo tratamiento, para la fase aguda del infarto de miocardio

En la residencia sanitaria de la Seguridad Social de Cádiz se ha llevado a cabo un nuevo tratamiento para la fase aguda del infarto de miocardio que puede cambiar la terapéutica de una de las más importantes causas de mortandad en el mundo occidental. El tratamiento consiste en la aplicación de Urokinasa en la arteria coronaria para aquellos casos en que el infarto esté siendo provocado por un trombo. Con esto se disuelve el coágulo y se consigue salvar la mayor parte del músculo que iba a ser afectado por el infarto y determinar de una manera negativa al paciente para el resto de su vida.

Este tratamiento tan sólo se había desarrollado anteriormente en Estados Unidos y con otro medicamento, la Estreptokinasa, muy parecida a la anterior. Esta se obtiene de algunas bacterias, y la Urokinasa, de la orina. Ambas son un tipo de enzimas. El equipo médico que ha desarrollao esta experiencia, dirigido por el doctor Espelta, ha preferido la Urokinasa por tener muchos menos efectos secundarios, a pesar de tener un precio más elevado. Ambos medicamentos, se venían usando desde 1970 por vía intravenosa, con unos resultados irregulares, y es por este motivo por lo que no se ha generalizado su uso, además de lo elevado del precio (el tratamiento que se ha llevado a cabo en Cádiz ha costado cerca de 200.000 pesetas, tan sólo en el medicamento habiendo usado 650.000 unidades del mismo).En el Congreso Europeo de Cardiología celebrado durante el mes de junio en París se comunicó la experiencia que se estaba llevando a cabo en Estados Unidos por el doctor Ganz y, en Hamburgo, por un grupo de médicos, en el uso de la Estreptokinasa intracoronaria, con gran des resultados positivos, en una cifra que llega casi al 100%. El tratamiento consiste en explorar al enfermo con una coronariografía para determinar si el in farto está siendo producido por un trombo (la terapéutica se realiza en la fase aguda) y emplear el medicamento.

Es la primera vez que se usa en España este sistema y, probablemente, la primera vez que se utiliza en el mundo la Urokinasa.

Con este nuevo tratamiento se va a producir un cambio total a la hora de tratar los infartos de miocardio, que hasta el momento se reduce a esperar una evolución positiva, es decir, prácticamente una total o real pasividad. Con este tratamiento hay que intervenir en la fase precoz, ya que el músculo del corazón que se vea afectado tan sólo puede aguantar entre seis y doce horas sin sangre antes de perderse. Con este nuevo método, o se reduce totalmente la «cicatriz» (parte del corazón inutilizada por el infarto), o se hace mucho más pequeña.

El riesgo de este tratamiento es muy escaso. Una coronariografía tiene un riesgo de un 0,03%, y aunque en una fase tan delicada como el infarto se ve ampliada, se puede considerar como muy leve.

Esta experiencia se ha desarrollado dentro de un programa de investigación que está llevando a cabo la sección de coronaria y hemodinámica del Servicio de Medicina Interna, en colaboración con el de cuidados intensivos de la residencia sanitaria de la Seguridad Social de Cádiz sobre el infarto de miocardio.

El caso en cuestión se presentó en la noche del sábado, cuando fue trasladado a la residencia sanitaria José Díaz Hurtado, de 37 años, dependiente de un bar, al notar una fuerte opresión en el pecho. Se le hizo un electrocardiograma de urgencia y se determinó que se encontraba en la fase aguda del infarto de miocardio y en el ámbito de estudio del equipo médico que dirige el doctor Espelta. Tras la aceptación del paciente de someterse al tratamiento, comenzó su estudio con una coronariografía y su posterior tratamiento con la Urokinasa, que disolvió el trombo e impermeabilizó la arteria coronaria que estaba produciendo el infarto. Se le realizó un nuevo electrocardiograma y se comprobó una reducción espectacular de los efectos del infarto.

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