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Las posibilidades de crédito a la Sociedad de Aceros Especiales podrían ascender a 110.000 millones de pesetas

Fuentes autorizadas de la Consejería de Industria del Gobierno vasco confían que los 12.000 millones de pesetas que constituyen el capital de la Sociedad de Reestructuración del Sector de Aceros Especiales, y que deben ser aportados en un plazo de cinco años, tengan un efecto multiplicador sobre las posibilidades de crédito a dicha actividad por una cifra equivalente a diez veces el capital de la citada empresa, es decir, 110.000 millones.En estos momentos, todas las empresas vascas de aceros especiales, que son prácticamente la totalidad de las existentes en España -diez, sobre un total de doce-, han firmado un documento de intencionalidad dando el visto bueno a la constitución de la citada sociedad de reconversión autorizada en el Consejo de Ministros del pasado día 3. Todas ellas están a la espera de que se termine, de un momento a otro, la redacción de los estatutos de la entidad, que funcionará como sociedad anónima. A la vista de ellos, el consejo de administración de cada siderurgia deberá ratificar su vinculación definitiva.

Las diez empresas afectadas son: SA Echevarría, Otarra y la sección de fundición de Babcock & Wilcox, en Vizcaya; Pedro Orbegozo, Patricio Echevarría, Fundiciones Irura, Fundiciones Echevarría, de Beasaín, y Aceros y Forjas de Azcoitia, en Guipúzcoa, y en Alava, Aceros de Llodio y Forjas Alavesas.

En sociedad de reconversión reproduce una iniciativa ya tomada con anterioridad en algún país integrado en la CECA, y, en líneas generales, sus funciones se acercan mucho a las de una sociedad de garantías recíprocas, aunque también podrá realizar inversiones propias de las que será titular exclusivamente la sociedad.

Sin embargo, y por las declaraciones citadas más arriba, parece ser que su papel principal va a ser coordinar y canalizar los recursos financieros, públicos y privados, que son necesarios para reconvertir el sector, que, como es sabido, está aquejado de fuertes problemas a nivel internacional, los cuales vienen agravados, en el caso vasco, por las fuertes y recientes inversiones hechas hace no muchos años por varias empresas.

La existencia de la sociedad supone que a partir de ahora las necesidades de crédito de cada empresa no se negociarán de forma aislada, sino contemplándose siempre el conjunto del sector, lo cual supone que, de considerarse necesario, se podrían imponer cierres de instalaciones en un lugar, ampliaciones en otros, y quizá hasta fusiones de empresas.

Compromisos del Gobierno

Según fuentes bien informadas, la Consejería de Industria del Gobierno vasco habría instado al Ministerio de Industria a que la puesta en marcha de esta sociedad no suponga que el Gobierno incumpla los compromisos adquiridos anteriormente con algunas empresas y que, por tanto, haga las entregas de crédito oficial que se pactaran, bien al amparo de la acción concertada, o por la vía de créditos especiales.Precisamente las primeras aportaciones al capital de la sociedad de reconversión debe hacerlas el Estado.

Parece que de los 4.000 millones de capital que le corresponde cubrir 2.000 se tendrían que entregar dentro de este año. Hay algún acuerdo verbal de que mil se dedicarían a atender necesidades imperiosas que permitan el funcionamiento transitorio de las tres empresas en peor situación, que son Aceros de Llodio, Pedro Orbegozo y SA Echevarría.

La aportación del Gobierno vasco, que también participará en la sociedad, es de 2.000 millones, de forma que la Administración, cubra la mitad del capital. El Gobierno autónomo entregará su parte cuando pueda descontarla del cupo del concierto económico vasco.

Las empresas asociadas completarán los 6.000 millones restantes de forma proporcional al valor en pesetas de su facturación. En conjunto, las empresas vascas venden anualmente entre 50.000 y 60.000 millones de pesetas, y parece que sus aportaciones podrían escalonarse dentro de los cinco años que se han fijado como período de actuación para la sociedad.

La participación en el consejo de administración de la nueva entidad por parte de las empresas no se sabe si será o no proporcional también a sus ventas. «Algunas empresas pueden facturar mucho», han declarado las fuentes consultadas de Forjas Alavesas, «pero lo hacen perdiendo dinero». La siderurgia alavesa es una de las más saneadas del sector, lo cual te permite atender a un ambicioso programa de inversiones por unos 3.000 millones, por canales financieros privados, reforzados con ayudas estatales.

Preguntadas las fuentes de la empresa sobre sus motivos para participar en la sociedad de reconversión, se indicó que la iniciativa se considera valiosa para clarificar la política comercial del sector, que actualmente practica una estrategia de «precios de pérdida».

Las centrales sindicales mayoritarias, que han participado junto a la Consejería de Industria en las conversaciones con el Gobierno central para llegar a esta sociedad, no ven aún claras las relaciones financieras entre la misma y las empresas afectadas y siguen temiendo que todo se quede en un nuevo sistema para acceder a recursos financieros públicos, sin que ello suponga un saneamiento en profundidad del sector.

Por otra parte, aún no se conocen las consecuencias sobre el empleo que puede tener la actuación de la nueva sociedad. La única que se puede citar es lo dicho por el programa del Gobierno vasco sobre la creación de puestos de trabajo alternativo, para lo cual se propugna una extensión horizontal y vertical de los fabricados de las empresas, de manera que se creen secciones paralelas a la actividad principal, las cuales podrían absorber mano de obra sobrante en otros lugares.

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