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La guerra entre Irán e Irak

Irán garantiza la libre navegación por el estrecho de Ormuz

El Gobierno iraní se comprometió ayer ante la, comunidad internacional a hacer todo los que esté a su alcance para permitir la libre navegación por el estrecho de Ormuz, por donde circula el 40% del petróleo que consume el mundo y el 60% del europeo. Las garantías del Gobierno de Teherán fueron dadas mediante un comunicado de la agencia de prensa oficial Pars. Tras recordar que varios países «han estudiado una intervención en la región del golfo Pérsico, con el pretexto de expresar su preocupación ante un eventual cierre del estrecho de Ormuz», el Gobierno de la República Islámica de Irán, «plenamente consciente de sus obligaciones internacionales, asegura a la comunidad internacional que Irán no dudará en desplegar todos los esfuerzos necesarios para mantener esta vía marítima en plena actividad».

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Esta declaración apaciguadora iraní ha sido interpretada en Teherán como una demostración de fuerza: Irán, seguro de sí mismo en el terreno militar, descarta ahora llevar a cabo acciones desesperadas, como el hundimiento de barcos en el estrecho para bloquearlo.La guerra irano-iraquí ha cambiado de rumbo. Los acontecimientos militares comienzan a favorecer a Irán y la revolución islámica va a salir fortalecida de esta confrontación. La llama revolucionaria islámica prenderá en gran parte de las naciones vecinas y poco a poco se extenderá a todo el mundo árabe.

Estas son hoy las convicciones dominantes dentro del régimen iraní, formuladas por sus máximos dirigentes y repetidas tenazmente por todos los canales informativos iraníes.

No sin jactancia, el ayatollah Bejesti, uno de los máximos líderes chiitas, aseguraba ayer en Teherán que «el Ejército de Irán está demostrando a todas las naciones del mundo su coherencia y su eficacia a la hora de defender el país y su revolución islámica». Bejesti, de cuyo poder nadie duda en Teherán, negó la posibilidad de una solución negociada con Irak mientras ello suponga la perpetuación del «régimen satánico» de Saddam Hussein. Para el ayatollah conservador, una de las más altas autoridades políticas del país, los principales interrogantes que pesaban sobre el Ejército iraní, y de los cuales se hizo eco la Prensa de todo el mundo, han quedado ya definitivamente despejados en los campos de batalla. Según dijo, las fuerzas armadas iraníes han probado con holgura su apoyo al régimen islámico y no caben ya dudas sobre su lealtad.

Bejesti, que ayer convocó en la sede del Ministerio de Justicia iraní una conferencia de Prensa, subrayó que «todos los intentos de Occidente y de las superpotencias orientados a hostigar y derrocar el régimen iraní están sentenciados al fracaso.

Sin superpotencias

A una pregunta de EL PAIS sobre un posible giro iraní hacia la Unión Soviética en el caso de que Irak solicitara ayuda directa de Estados Unidos, el ayatollah respondió que «Irán no buscará ningún apoyo en las superpotencias, sino en numerosos poderes y países revolucionarios dentro y fuera de las naciones islámicas».

Pese al aparente regocijo de las autoridades iraníes en cuanto al curso actual de la guerra, y pese aq ue los dirigentes de Teherán no parecen tener prisa por concluir el conflicto, Irán gestiona contratos con algunos países como Grecia -adscrita a la OTAN- para dotarse de respuestos bélicos y de infraestructura militar para encarar una confrontación que desde aquí se presenta como bastante más duradera de lo que en un principio se imaginó.

En los frentes de batalla, Irán parece haber contenido, según asegura, gran parte de la ofensiva inicial iraquí, centrada ahora sobre el norte de Jorramshar, importante puerto comercial, y concretamente sobre la base estratégica iraní de Dezfu, nudo de comunicaciones y llave de acceso al Juzestán.

La Prensa iraní reconoció ayer que los ataques de Irak se han polarizado en las últimas horas sobre este área, atravesada además por importantes conductos de petróleo refinado, mediante los que se abastece incluso Teherán. Los combates prosiguen en Jorramshar. Abadán, la gran refinería, sigue siendo hostigada, pero la aviación iraquí, y sobre todo su parque de carros de combate, que se adentró en Irán, han sufrido importantes reveses. Según Teherán fueron 149 los tanques iraquíes destruidos o capturados en la zona de Elam, y otra veintena al este de Ahwaz. Incluso el presidente iraní anunció ayer la reconquista de la ciudad de Mahran.

Teherán declaró ayer día de luto en la ciudad. Varios miles de personas acompañaron a lo largo de la ciudad los restos de diecinueve soldados caídos en combate en la zona de Chat el Arab. En medio de un cortejo conmovedor, donde centenares de personas rivalizaban por acercarse y transportar los féretros, los gritos de las mujeres desgarraban el silencio de las calles de Teherán al paso de los féretros, cubiertos con banderas nacionales. La ceremonia funeraria se convirtió en un impresionante acto patriótico, y los cadáveres fueron enterrados en el cementerio de los Mártires, al sur de Teherán, donde reposan los restos de casi todos los caídos durante la revolución que derrocó a Reza Pahlevi.

Hasta el momento, las autoridades iraníes no han dado su consentimiento para permitir a los escasos periodistas extranjeros que se desplacen a las zonas de combate. Teherán no parece la capital de un país en guerra, salvo por los homenajes efusivos que sus habitantes improvisan cuando cruza un camión cargado de soldados o cuando todas las luces de la ciudad se apagan obligatoriamente

A quien olvida esta orden, jóvenes guardias islámicos provistos de megáfonos le recuerdan a voces esta exigencia.

Durante el día se produce algún corte de fluido eléctrico, pero hasta ahora ni las provisiones ni los repuestos escasean. La vida discurre casi con normalidad plena y el tráfico de automóviles resulta en las horas de sol casi igual al de cualquier otra jornada en tiempos de paz.

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