La electrónica, clave para la independencia y el futuro económico de España
y C.GOMEZTanto las cifras de producción (170.000 millones de pesetas en 1979) como las de consumo (263.063 millones) indican el peso específico creciente del sector electrónico en la economía española. Un peso específico que es aún mayor si se considera el alto valor añadido de los productos electrónicos y la incidencia de estas tecnologías en el desarrollo de otros sectores. Por otra parte, en el empleo de estas tecnologías se encuentra la llave de la competitividad en los mercados extranjeros y también la de la independencia nacional, al ser indispensable en los productos y servicios estratégicos de la defensa.
La evolución reciente del sector electrónico, pese a la escasa planificación a que ha estado sometido y a la desatención que ha sufrido por parte de la Administración, viene caracterizada por un fuerte incremento de producción, consumo, importación y exportación en los últimos años. Así, la producción nacional pasa de 137.000 millones de pesetas en 1977 a 170.000 en 1979; el consumo, de 205.000 millones a 263.000 millones; las importaciones, de 90.000 millones a 126.000 millones, y las exportaciones, de 2 1.000 millones de pesetas a 33.000 millones, en el pasado año.
Estas cifras globales del sector, sin embargo, sólo alcanzan su verdadera significación cuando son desglosadas en los tres subsectores (electrónica de consumo, componentes electrónicos y electrónica profesional), que las conforman, y cuando se tiene en cuenta la inflexión que registra la producción -que prácticamente se estanca- en el ejercicio último.
La industria electrónica de consumo (radios, tocadiscos, equipos de alta fidelidad, televisores y videos) ha registrado en 1979, por ejemplo, una caída promedio del 2,5% en su producción con respecto al año anterior. Los radiorreceptores y magnetófonos (-42,2%), autorradios (-50,1%) y televisores en blanco y negro (-37%) son los capítulos que mayor retroceso de producción han registrado en 1979. Las causas de esta caída de producción, según los industriales, hay que buscarlas en el fuerte incremento de las importaciones ilegales, en las medidas liberalizadoras y rebajas arancelarias de mayo de 1979, y en la deficiente estructura y dimensión de muchas empresas.
La situación, de cara a la integración en la CEE, puede convertirse en crítica para la electrónica de consumo española, si antes no se pone remedio a la misma. Los industriales, en general, piden a la Administración que tome medidas para limitar -al igual que están haciendo otros países europeos- las importaciones procedentes de Japón y del sureste asiático; que se retrase al máximo la liberalización de los televisores en color y que cuando se proceda a la misma, se haga de forma gradual, y, finalmente, que se propicie la concentración de pequeñas y medianas empresas en grupos más potentes, con capacidad de producción y financiación suficiente.
El valor de la producción española de electrónica de consumo alcanzó el pasado año un valor de 65.000 millones de pesetas, mientras que el consumo aparente fue de 74.210 millones de pesetas.
El subsector de componentes electrónicos, pese a haber incrementado en un 6,21% el valor de su producción en 1979 (28.000 millones de pesetas), registró por tercer año consecutivo importaciones por valor superior al de la producción nacional. La situación en este sector es de clara dependencia del extranjero (las importaciones de componentes inductivos crecieron en un 111,9%) y las soluciones pasan, como en el caso de la electrónica de consumo, por una limitación de la entrada de producciones de Japón y sureste asiático, y por el mantenimiento del régimen comercial de importación globalizado para la línea de televisores en color, así como por la colaboración entre los fabricantes de electrónica de consumo y los de componentes.
Para el sector electrónico y para el país en general reviste la máxima importancia la consolidación de una industria española de componentes, y en base a ello -según los empresarios-, la Administración debería propiciar su desarrollo.
La electrónica profesional, con una producción de 76.099 millones de pesetas en 1979 (de ellos 24.813 fueron a la exportación), es sin du.da el subsector más hipotecado a las actuaciones de la Administración. El 70% de ta demanda del sector está en manos de organismos estatales (Telefónica, Radiotelevisión Española, Ministerio de Defensa, Ministerio de Sanidad y Seguridad Social, Renfe y Comisión Interministerial de Informática), por lo que la suerte y el futuro de este subsector está en manos de la Administración. Por el momento, sin embargo, y la cifra de las importaciones en 1979 son prueba de ello (86.396 millones de pesetas), la Administración no ha planificado su demanda y ha recurrido con harta frecuencia a importaciones que podrían haber sido suplidas por fabricantes españoles.
La planificación de las compras de la Administración con planes cuatrienales revisables, las ayudas a la investigación y la puesta en marcha de la legislación sobre normalización y homologación de equipos son las bases fundamentales -según los industriales- para el desarrollo de la electrónica profesional, cuya demanda en 1979 alcanzó los 137.682 millones de pesetas en nuestro país.
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