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Homenaje a Pedro Garfias, poeta español muerto en el exilio

Fue uno de los más notables escritores "ultraístas"

Las veladas literarias a modo de homenaje a Pedro Garfias que se celebraron estos dos días últimos en el Centro Cultural de la Villa de Madrid han sido una de las primeras noticias públicas de este poeta contemporáneo de los ultraístas, fallecido en el exilio en México y que resurge así tras largos años de olvido.

«Cuando el exiliado vuelve, después de tantos años que son toda una vida, vuelve con sus muertos. Con su recuerdo recobramos lo que fue suyo y queremos que siga siendo nuestro», comenzó Luis Ríus, profesor de Filosofía en la Universidad Nacional de México, poeta y amigo de Pedro Garfias, la evocación de su figura y obra en la velada del martes pasado.«Pedro Garfias es hoy un desconocido, pero no siempre fue así. Entre los jóvenes ultraístas era un poeta notable y, cuando en su temprana juventud llegó a Madrid, ya habían aparecido sus versos en varias revistas de la época: Cervantes, Grecia, Ultra u Horizante».

Las lecturas de poemas, los cenáculos literarios y la tertulia del café Colonial, que presidía Cansinos-Assens, ocuparon el tiempo de Garfias en Madrid hasta que, en 1923, regresa súbitamente a Andalucía, su tierra de adopción y crianza, aunque nació en Salamanca. «Tan brusca ruptura se atribuye, además de a posibles razones personales, al desencanto que debieron producirle en un momento determinado sus compañeros de generación», señaló Luis Ríus.

El primer libro de Pedro Garfias, Ala del sur, aparece poco después, en 1926. «En su contenido se revela la huella de la greguería y la influencia de Huidobro menos de lo que cabría esperar. Muestra, sin embargo, cierto intimismo afectivo y una predilección por las formas de expresión populares que recuerda a Antonio Machado».

Durante más de diez años mantuvo Garfias silencio como poeta. En 1933 regresa a Madrid, pero sólo tímidamente se asoma a la literatura desde las páginas del Heraldo, donde escribe; por ejemplo, comentarios sobre novelas policiacas, género del que era gran conocedor.

«Al impacto del hierro de la guerra», dice Ríus, retorna a la creación poética ligada ahora a la actividad guerrera. Como soldado y comisario defendió las ideas republicanas en las trincheras hasta que la derrota le obliga a atravesar la frontera. Su poesía es entonces muy diferente a Ala del sur; es pura poesía comprometida».

De la etapa bélica son sus libros Poesía de la guerra y Héroes del sur, Premio Nacional de Literatura de 1938. Ambos se editaron en México, en 1941, bajo el título Poesías de la guerra española.

Transterrado

Transterrado en 1939, como diría José Gaos, Garfias llega a México «malherido del mal de no importarle mucho vivir». «El abandono, la desesperación y la soledad, son las constantes que dominan a partir de entonces su poesía, desde Primavera en Tom Hasting a Río de aguas turbulentas o Viejos y nuevos poemas, incluido sus inéditos perdidos, como La ronda de los toreros muertos. De sus versos, se desprende la imagen de un Garfias deambulante, corpulento, encorvado, torpe de pies, con su larga melena gris al viento».La despreocupación del propio Garfias por la proyección editorial de su poesía es uno de los motivos que, según Luis Rius, explica el olvido que ha pesado sobre él. Después de su muerte se publicaron dos antologías en México, actualmente ya agotadas, y la Universidad Autónoma Nacional grabó un disco dedicado a su obra.

Los dos actos han sido organizados por el Ayuntamiento de Madrid con la colaboración de la Embajada de México y el canal 13 de la televisión de aquel país. Han estado a cargo de un grupo de actores y poetas españoles y mexicanos que ofrecieron un recital antológico.

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