El Batallón Vasco Español se responsabiliza del armetrallamiento de Durango
El Batallón Vasco Español reivindicó ayer el ametrallamiento indiscriminado de un grupo de transeúntes, realizado en la madrugada del domingo en la localidad vizcaína de Durango. Aproximadamente a la misma hora, dos jóvenes del barrio de Echevarría, a las afueras de Marquina, donde horas antes habían sido asesinados cuatro guardias civiles, eran apaleados y posteriormente arrollados por un vehículo, cuyos tres ocupantes, presentándose como guardias civiles, les habían detenido tras solicitarles la documentación.
La dirección general del mencionado cuerpo negó toda participación de miembros del mismo en los hechos, aunque, según fuentes solventes, el Gobierno Civil de Vizcaya había iniciado una investigación sobre la presunta participación en los mismos de un guardia civil, identificado, al parecer, por una de las víctimas.Aunque en su reivindicación el Batallón Vasco Español señala que el atentado iba dirigido «contra un líder de Herri Batasuna», las circunstancias en que se produjo más parecen indicar la voluntad de atentar indiscriminadamente contra la población civil en lo que tiene todo el aspecto de una operación de represalia. El ametrallamiento se produjo, en efecto, desde un coche que circulaba a gran velocidad y cuyos ocupantes lanzaron dos ráfagas de metralleta contra las aproximadamente quinientas personas que se encontraban en aquel momento en la calle de Fray Juan de Zumárraga, lugar habitual de paseo de los durangueses.
De los cuatro heridos, uno lo fue en una ceja; dos, en las piernas, y el cuarto, el más grave, en un pie. Los tres primeros, Jon Uriarte, María Dolores Cuevas y Gotzone Sorrionalde, cuyas heridas no revisten mayor gravedad, fueron atendidos en el ambulatorio de Durango, pasando después a sus domicilios.
Según el relato de este último, los agresores efectuaron unos veinte disparos en un barrido de al menos, treinta metros. Los disparos fueron hechos, según dicha fuente, desde un automóvil Citroën GS, de color rolo y matrícula de Vitoria (si bien la nota oficial de la Dirección General de la Guardia Civil asegura que la matrícula del vehículo era de San Sebastián).
Falsos guardias civiles
El otro atentado se produjo a la 1.30 horas, en el barrio de San Andrés de Echevarría, situado a la salida de Marquina, en dirección a Elgólbar. A esa hora se detuvo ante el bar Txomin de la citada localidad un Seat 131 de color blanco, cuyos ocupantes, que aseguraron pertenecer a la Guardia Civil, pidieron la documentación a una cuadrilla de chicos y chicas que acababan de salir del mencionado establecimiento. Entre los jóvenes Figuraban el súbdito mexicano de origen vasco lker Ibarlucea y el pelotari Jaime Güenechea, que el mismo domingo debía partir hacia Estados Unidos, en donde actúa como profesional de cesta-punta. Los presuntos guardias civiles dijeron que tenían que comprobar la documentación de ambos, por lo que debían conducirles al cuartelillo.
Nada más partir el automóvil en el que habían sido introducidos los dos jóvenes, el resto de los presentes se dirigió al mencionado cuartel para verificar si efectivamente era allí adonde habían sido conducidos sus amigos. Ni en el cuartel de Marquina ni en los de otros pueblos de la zona pudieron dar razón de los presuntos detenidos. Avisado el vecindario, varios grupos rastrearon posteriormente las carreteras y montes de la comarca en busca de los dos jóvenes raptados.
Ambos serían hallados en una cuneta de la carretera de Marquina a Elbar. Jaime Güenechea, descubierto en primer lugar, presentaba abundantes señales de haber sido golpeado y rotura de pelvis, aparte de otras posibles lesiones internas como efecto del atropello provocado por los agresores. lker Ibarlucea, hallado poco después, tenía un tobillo totalmente destrozado y presentaba fractura de las vértebras cervicales por el mismo motivo.
Según sus declaraciones al diario Hierro, los agresores marcharon durante un buen rato en silencio. En un momento dado, el vehículo se detuvo junto a la cabaña de un caserío, siendo obligados los dos secuestrados a salir del coche y tumbarse en el suelo. Instantes después, según el mencionado relato, llegó otro automóvil. El que había conducido el Seat 131 se separó del grupo para hablar con el recién llegado, que inmediatamente desapareció, dejando su vehículo aparcado allí mismo. Fue entonces cuando el conductor, que parecía actuar como jefe, sacó del coche una estaca, con la que golpeó repetidamente a los dos jóvenes. A continuación, los tres agresores subieron nuevamente al vehículo, y antes de darse a la fuga atropellaron a los dos jóvenes.
En una nota oficial facilitada ayer, la Dirección General de la Guardia Civil señala que «los tres jóvenes que se hicieron pasar por guardias civiles no tienen nada que ver con el cuerpo al que dijeron pertenecer». «Se ha comprobado», añade la nota, «que a esas horas todos los guardias civiles estaban acuartelados y bajo control total, con motivo del reciente asesinato de sus cuatro compañeros».
Por su parte, un portavoz oficial del Gobierno Civil de Vizcaya no quiso confirmar ni desmentir explícitamente la apertura de una investigación sobre el caso.
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