El servicio de contraespionaje

En EL PAÍS del día 7 de septiembre, y con motivo de mi nombramiento como comandante general de Ceuta, bajo el título El contraespionaje español, otra vez sin jefe, y El Cesid se ha mostrado poco eficaz en la lucha antiterrorista, se hacen una serie de afirmaciones en torno a este centro superior que considero inexactas.En primer lugar, he de afirmar que mi nombramiento como comandante general de Ceuta se debe a la confianza del ministro de Defensa y al antiguo deseo de un viejo soldado, expresado ante él, antes de hacerme cargo de la dirección del Cesid, de concluir mi vida militar en el mismo escenario en el que la había iniciado, es decir, el norte de Africa. Al producirse ahora la vacante de comandante general de Ceuta, era la última oportunidad que me quedaba, y, por ello, el ministro de Defensa accedió a mis deseos.

Por otra parte, mi marcha no deja al Cesid sin dirección. La sucesión natural del mando y la profesionalidad y dedicación de las personas que dirigen sus distintos órganos garantizan la continuidad y eficacia del trabajo sin interrupción alguna.

Afirmar, por otra parte, el fracaso del Cesid en tareas cuyo verdadero rendimiento, lógicamente, no conoce el autor de la información, y que no son de responsabilidad directa de este centro, no deja de ser aventurado. En el mismo orden de cosas cabe decir que este centro superior se relaciona con otros servicios de inteligencia sin preferencia alguna, siempre en benefició de los intereses nacionales.

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Finalmente, deseo manifestar que el Cesid, desde su creación, en 1977, no se ha dedicado, ni se dedica, al «seguimiento de actividades privadas de personajes de la oposición o de la vida pública del país». Ello es incierto, salvo que el articulista considere «oposición» y «vida pública del país» a las personas y grupos, nacionales o extranjeros, que, por realizar en nuestra Patria actividades en el campo informativo contra la seguridad nacional, son objeto de atención por nuestro servicio. Este centro superior está al servicio de los intereses del Estado, a cuya defensa, en su parcela informativa, está dedicado, y considera que tanto el Gobierno de la nación como la oposición parlamentaria forman parte de ese Estado al que sirve. General de división, DEM.