"No podemos permitimos una derechización", afirma el coronel Majano
El historial militar del coronel Majano es impresionante y muy por encima de la rutinaria carrera de su rival, el coronel Gutiérrez: diplomado de Estado Mayor, cursos en la Escuela de las Américas (en la zona del canal de Panamá), en la Universidad de Puebla y en la Escuela Superior de Guerra, en México.Tiene otras especializaciones más inquietantes además: cursos especiales sobre seguridad nacional en Yuang Peng (Taiwan, 1978) y director de la Escuela Nacional de Policía. En la Junta está a cargo de las cuestiones agrícolas; o sea, de la incipiente reforma agraria.
Quizá por ser también campeón nacional de ajedrez, Majano parece el jugador que sabe aguardar, porque tiene un «gambito» oculto, aunque todo indica que ha quedado prisionero de los hechos y que su utilidad política puede terminar en cualquier momento. Dialogar con el coronel es introducirse en un plano casi irreal, porque el miembro de un Gobierno manchado por graves crímenes habla casi como un opositor revolucionario. Con la discreción que debe haber aprendido en Yuang Peng, por otra parte, sus declaraciones confirman la real, situación de la Junta.
Pregunta. ¿Está conforme con el proceso actual, a partir del 15 de octubre?
Respuesta. En términos bien amplios, le diría que no estoy conforme. Después del cambio socioeconómico viene un segundo aspecto, el cambio político, que requiere una nueva conducta de todos los ciudadanos e instituciones, y de las mismas fuerzas armadas. Para esa conducta se deben conjugar una nueva mentalidad y una sensibilidad humana diferente.
P. ¿En el Gobierno hay factores que demoran la marcha del proceso?
R. Sí; internamente hay obstáculos; están dentro de las condiciones que se aceptaron desde un principio. Todas las estructuras con que se inició este proceso son las mismas de antes.
P. ¿Esos obstáculos están dentro (le las fuerzas armadas?
R. No sólo dentro de las fuerzas armadas, sino también en la Administración pública. Cualquier caso de esos debe ser removido de su cargo.
P. ¿Por qué la Junta no adopta medidas definitivas contra los militares culpables de excesos represivos?
R. Usted toca un punto bien delicado. La Junta ha definido su política militar, optando por un cambio progresivo y bastante lento. No es lo mismo una revolución (que corta de golpe el nudo gordiano) que este sistema, que implica una convivencia.
P. ¿Qué impide a la Junta, por otro lado, desmantelar a los grupos paramilitares de extrema derecha?
R. Mi posición particular es que combatamos a esos grupos con acciones armadas y directas.
P. ¿Y eso se ha cumplido?
R. Se han girado instrucciones, pero...
P. Dentro de la Junta se enfrentan su tendencia con la del coronel Gutiérrez. En votaciones internas, celebradas meses atrás, Gutiérrez ha tenido mayoría dentro del Ejército. ¿Se puede hablar, entonces, de tendencias?
R. Esa votación se realizo para establecer la unidad de mando. Sólo puedo decirle que, si hay problemas, estoy luchando para que los superemos.
P. ¿Cree tener base dentro de las fuerzas armadas como para impedir un viraje definitivo hacia la derecha, en el Gobierno?
R. Lo único que puedo decirle es que me trajeron aquí una cantidad numerosa de oficiales, confiados en que podía representar sus ideas. No podemos permitirnos una derechización.
P. En algún sector moderado de la oposición, me han dicho que una salida posible para evitar la guerra civil sería una «retorna» del poder por los grupos más progresistas de las fuerzas armadas, con usted a la cabeza, y yendo a un gobierno de participación con el programa del Frente Democrático. ¿Qué puede comentar?
R. Todo problema tiene más de una solución; siempre hay una solución política. No se puede marginar a ningún sector social.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.