La Conferencia de Madrid
( ... ) Soviéticos y norteamericanos han ido progresivamente bajando las espadas de la tensión política bilateral, y, por tanto, internacional, hasta niveles aceptables para que la cumbre de Madrid no se convierta en una plataforma de recriminaciones y propaganda ideológica, porque destruiría por completo los principios del Acta de Helsinki y los propósitos e intenciones de esta magna conferencia, que no pueden ser otros más que canalizar de forma viable los conceptos de seguridad y confianza, dos ejes en que deben basarse las relaciones Este-Oeste. Madrid se presenta, pues, como un cuadro adecuado para discutir y tratar de solucionar las graves diferencias que dividen y separan el Este del Oeste, ya que sólo a través del diálogo claro y abierto puede llegarse a la distensión suscrita en Helsinki en 1975 por los 35 países firmantes de su acta final.España, como país anfitrión de la conferencia, está, obviamente, llamada a representar un papel relevante a lo largo de sus sesiones.
Aunque su éxito o su fracaso hayan de repartirse de forma alícuota entre todos, no cabe duda de que, en cierto modo, nuestro país invierte en ella parte de su prestigio internacional. Desde una posición comunitaria, e incluso atlantista -fuentes oficiales han manifestado que no existiría contradicción entre ser miembro de la OTAN y anfitrión de una conferencia de seguridad-, España tiene la mejor ocasión de presentar propuestas que ahonden en la distensión y en un más escrupuloso respeto de los derechos humanos y libertades individuales por parte de los países donde éstos son violados, según hace hincapié el libro blanco sobre la conferencia cte seguricad y el cumplimiento, por parte española, del Acta de Helsinki. (...)
6 de septiembre
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.