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Sesenta millones de soviéticos, informados por las emisoras occidentales

La «guerra de las ondas» entre la URSS y Occidente ha entrado en una nueva fase después de las medidas adoptadas el pasado día 20 por las autoridades soviéticas para interferir las emisiones de tres radios occidentales: la Voz de América, la BBC y la Deutsche Welle. Estas emisoras, escuchadas por casi sesenta. millones de soviéticos, según estimaciones americanas, daban en los últimos tiempos un lugar preponderante a las huelgas de Polonia en sus boletines informativos.La interferencia de estas e misiones, que no se producía desde hace siete años, ha sido reanudada para evitar, estiman los observadores, que los soviéticos sean «contaminados» por el ejemplo polaco.

«A raíz de la invasión de Checoslovaquia, en 1968, estas mismas emisoras fueron también interferidas. Las interferencias cesaron poco antes de la Conferencia de Helsinki. Esperamos, lógicamente, el fin de las interferencías para primeros de noviembre, cuando vaya a comenzar la Conferencia de Madrid», comentan irónicamente algunos oyentes soviéticos.

Sólo para interferir las emisiones de la BBC, los soviéticos han gastado en una semana alrededor de 625 millones de pesetas, más del doble del presupuesto anual del servicio en ruso de la emisora británica.

Nadie puede reemplazar a las "voces enemigas"

Pero a pesar de los enormes dispendios soviéticos, las emisoras occidentales consiguen atravesar la barrera de interferericias. La BBC emplea veinte frecuencias de emisión para escapar a los casi 2.500 emisores de interferencias de que dispone la URSS. Por la noche es más fácil escuchar, aunque en no muy buenas condiclones, las que en la Unión Soviéticas son llamadas «voces enemigas».Los que no consiguen evitar las interferencias han de recurrir a otras emisoras. Algunos escuchan Radio Pekín o las emisiones desde Atenas en ruso, mientras otros prefieren Radio Israel, que tampoco sufre interferencias. «Nada puede reemplazar a las emisoras occidentales», reconocen los disidentes, los no conformistas o los soviéticos simplemente atraídos por una información más amplia.

De hecho, los rusos no satisfechos con la sola lectura de Pravda no tienen otra salida que la escucha de las emisoras occidentales para saber lo que pasa en la URSS y en el resto del mundo, puesto que la Prensa occidental no es accesible a cualquiera. El incendio del submarino soviético cerca de las costas de Japón, la huida de una pareja de bailarines a Occidente, el canje de cinco disidentes por dos soviéticos acusados de espionaje, son hechos que únicamente conocen los que escuchan las «voces enemigas».

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Radio Europa Libre y Radio Liberty, dos emisoras que emiten especialmente con destino a la URSS y a la Europa del Este desde la RFA, son interferidas de un modo permanente en la parte europea de la Unión Soviética y en las grandes ciudades, en oposición a los acuerdos de Helsinki, fírmados por la URSS, sobre libre difusión de las emisiones radiofónicas.

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