El poder de un diario provincial
Licenciado en Derecho y periodista, José Javier Uranga Santesteban es un hombre, cuando menos, temido por las esferas sociales y políticas de Navarra. Desde su condición de director de Diario de Navarra, que durante muchos años ha conformado la opinión pública de la provincia, y hoy es lectura obligada para la gran mayoría de los navarros, Uranga, que ha firmado sus artículos editoriales bajo el seudónimo de Ollarra (en eusquera, el gallo), ha sido una de las pocas personas con poder real, sin ser político ni estar presente en los órganos de decisión del viejo reino. Unicamente se ha valido del soporte del periódico y de su extraordinaria pluma para llegar a ser un personaje casi mítico, alabado por unos, odiado por otros, pero respetado, en cualquier caso, por todos sin excepción.
Diario de Navarra es en la actualidad un periódico con extraordinaria influencia en la vida social de la provincia. De tendencia liberal, conservador en los temas conflictivos (libertad de enseñanza, matrimonio-divorcio, etcétera), es propiedad de varias familias de la provincia, entre ellas, la del propio director, ligadas al mundo empresarial. Este periódico, a pesar de no satisfacer las pretensiones de los sectores más progresistas de la provincia, tiene tanta influencia que su lectura es norma de obligado cumplimiento.
Diario de Navarra y el propio Uranga han presumido de mantener una línea al margen de las presiones de los grupos sociales, políticos y económicos.
Quizá lo que más ha distinguido al Diario de Navarra en los últimos años, a partir de la muerte de Franco, ha sido su postura anti-Euskadi y de su crítica al PNV, por los deseos de este partido de que Navarra se integre en la comunidad autónoma vasca. En su penúltimo editorial, publicado el pasado jueves, Ollarra criticó algunos aspectos de las recientes declaraciones del general Sáenz de Santamaría.
