Ricardo Gullón distingue entre creación artística y biografía

La idea de que la sociedad es el medio natural en que se produce la literatura y toda obra de arte, pero que lo esencial es lo que se crea, y no la experiencia que se vive, fue desarrollada ayer, en el curso Cultura, sociedad y política en el mundo actual, que dirige Raúl Morodo en la Universidad Internacional de Santander, por el profesor Ricardo Gullón, de la Universidad de Chicago.«Examinar las vinculaciones entre sociedad y literatura», dijo Gullón, «es interesante si, como parece evidente, el escritor es, de alguna manera, el representante de un grupo social determinado: Calderón, de la monarquía tradicional; Galdós, de la mesocracia decimonónica; Juan Ramón Jiménez, de la minoría a quien iba dirigida su obra».

Más trabajo suele costar, en opinión del profesor de la Universidad de Chicago, reconocer la idea de que la obra literaria está en una relación con la realidad, que no es la de la copia o del reflejo, sino como punto de partida para la creación de una realidad de otro orden, nacida en la forma y de ella misma. «La materia social real se convierte en sustancia artística, gracias a la forma. Esta, a su vez, depende del estilo, y el estilo se asocia con la época. Así, la época da lugar a un estilo época. Los precursores son los que tienen el oído más fino, los que oyen crecer la hierba. y hasta son capaces de representarla antes de que haya brotado».

La selección de medios y de técnicas que constituyen el estilo dependen, según el profesor Gullón, de la actitud impuesta por la sociedad o por parte de ella: actitud moralizante, satírica, irónica, solemne, grotesca, poniendo como ejemplo el caso de Valle-Inclán. «Esto quiere decir», aclaró, «que, aunque el contexto sea la literatura misma, y escribir sea muchas veces reescribir, el modo del discurso y su tono aparecen con una fuerte carga social». Ricardo Gullón apuntaría también la idea de que «el material del texto es, a la vez, personal y social. El escritor se lo apropia y transforma. Los rasgos fundamentales y epocales pueden coincidir o no. De ahí que haya escritores más atrasados que su tiempo, y otros, más adelantados».