No todo es malo
El pasado domingo 8 de junio, y final del puente del Corpus, una hija mía fue ingresada a las cinco de la mañana en el Centro Especial Ramón y Cajal, en coma profundo, producido por un hematoma cerebeloso en lado derecho, de pronóstico gravísimo.A partir del ingreso, realizado por urgencias, la actuación de los facultativos de guardia, así como la intervención realizada, fue una verdadera exhibición de medios, rapidez, humanidad facultativa para los familiares y, sobre todo, un altísimo nivel de preparación profesional.
Al tener que estar mi hija hospitalizada cerca de cuarenta días, he podido constatar el funcionamiento del centro, por haber tenido que intervenir, además del Servicio de Neurocirugía, otros servicios, que han sido todos sencillamente ejemplares.
No es una primera experiencia que afortunadamente ha salvado la vida de mi hija la que hace un poco triunfalista esta carta, pues con mi padre, pensionista de la Seguridad Social, el comportamiento de las tres veces que ingresó por urgencias en otros hospitales fue similar.
Es una verdadera pena que con el elevado presupuesto que alcanza la Seguridad Social nadie de los que han dirigido antes el INP y ahora el Ministerio de Sanidad se haya ocupado de destinar una pequeña cantidad a informar al pueblo español -prácticamente todo él asegurado-, a través de los medios de difusión, de cómo son verdaderamente y cómo funcionan las instituciones sanitarias. Estamos en una época que impera en todas las actividades las «relaciones públicas» y el «marketing », y debiera el Ministerio de Sanidad saber «vender su mercancía». que, a mi modesto juicio, es de una magnífica calidad. /
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