Carter trata de tomar la iniciativa en el "Billygate"
La Casa Blanca, afectada por el, escándalo de Billy Carter, acabó ayer la semana en mejor posición de que en la que se encontraba siete tal días antes. El Billygate, que amenazaba con tomar, unas dimensiones peligrosas para el presidente Carter, después de las revelaciones según las cuales su hermano Billy tenía en su poder telegramas «ultraconfidenciales» del Departamento de Estado, perdió considerablemente su intensidad dramática. Tomando la iniciativa en la publicación de los textos de estos telegramas, la Casa Blanca ha logrado probar que los telegramas no eran tan confidenciales y que, en vez de constituir un problema para el Gobierno nortemericano, la visita del hermano del presidente a Libia (en septiembre de 1978) había sido considerada como un elemento positivo para la Embajada norteamericana en Tripolí.
Para la Casa Blanca - que había conocido con retraso el contenido de estos telegramas, ya que éstos estaban en poder del Departamento de Estado-, el carácter anodino de estos documentos ha resultado bastante tranquilizador. Bastaba con ver el viernes, durante la conferencia de prensa celebrada sobre el tema, el rostro distendido del portavoz del presidente, Jody Powell, para darse cuenta.
Al final de la semana pasada, el Departamento de Justicia había decidido investigar sobre el papel del fiscal general, Benjamín Civiletti, de quien se sospechaba que había discutido con el presidente los problemas de su hermano, mientras este último estaba siendo investigado, a su vez, por el departamento que dirige Civiletti.
Carter parece haber logrado atacar a sus enemigos políticos con sus propias armas. El presidente y su equipo han vuelto a tomar la iniciativa y se les ve decididos a dar todas las explicaciones necesarias, incluso antes de que se hagan públicos nuevos problemas.
En este sentido, es significativo que Jody Powell reconociera el viernes que el hermano del presidente había recibido, por lo menos, un telegrama de manos del presidente haciendo referencia a su viaje a Libia. Acompañando a un mensaje de la Embajada norteamericana en Trípoli, que lo calificaba de, «acontecimiento muy positivo», Jimmy Carter escribió a su hermano unas breves palabras manuscritas que decían: «Has hecho buen trabajo, teniendo en cuenta la situación de sequía». Hablando de «sequía», el presidente trataba posiblemente de hacer un chiste sobre los problemas alcohólicos que su hermano sufría en aquel momento y la ley seca que existe en Libia.
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