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Gobierno, sindicatos y comité de empresa acuerdan las condiciones para reflotar Nervacero

La asamblea de trabajadores de Nervacero tiene la última palabra sobre el futuro de la empresa. El próximo martes aprobará o rechazará las definitivas condiciones económicas y laborales requeridas para proceder a la concesión de un crédito extraordinario. Condiciones que se contienen en un documento acordado ayer por la Administración, centrales sindicales y representates del comité de empresa, y que resulta una vía intermedia de equilibrio entre las exigencias de la Administración y las peticiones de Ia parte social.

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Documento conjunto

Administración, centrales sindicales y representantes del comité de empresa de Nervacero necesitaron ayer seis horas para elaborar un documento conjunto en el que se contienen las condiciones económicas y laborales exigidas a los trabajadores de esa siderurgia para proceder a la concesión de un crédito extraordinario que reflote la actividad productiva.A la reunión de Castellana, 3, en que se redactó el documento, asistieron el vicepresidente económico del Gobierno, Abril Martorell; el ministro de Industria, Ignacio Bayón; el director general de Industrias Siderometalúrgicas, Mariano Garcés; el asesor de la vicepresidencia, Javier López; representantes de las centrales sindicales mayoritarias -tres de CC OO y tres de UGT-, y miembros del comité de empresa de Nervacero -tres de UGT y dos de CC OO.

Desde el comienzo de la reunión, el propio vicepresidente del Gobierno recalcó su deseo de encontrar una solución definitiva con urgencia y en 4 día. Asimismo, se trató de buscar una fórmula de equilibrio a las exigencias de la Administración y las peticiones de la parte social para reflotar la empresa, que, según el estudio realizado el pasado fin de semana por una comisión técnica mixta, resulta a todas luces viable desde la perspectiva de su productividad.

A lo largo de la mañana de ayer se redactaron dos documentos, el primero de los cuales, elaborado por la vicepresidencia, fue rechazado por los representantes de los trabajadores. El segundo sirvió de base para el último y definitivo, que se aprobó al filo de las cinco de la tarde.

El mencionado documento cierra, de forma definitiva, la vía de la negociación con la Administración. En él se parte del principio de que los salarios de Nervacero deben acomodarse a los de la media del sector, tesis defendida desde el principio por Abril Martorell y finalmente aceptada, en el fondo que no en la forma, por los propios trabajadores.

Con la fórmula acordada se convierte, de alguna manera, a los trabajadores en acreedores de la empresa. Durante este año se devengan los salarios correspondientes al convenio de 1979 y se asegura el pago del convenio de 1978. La diferencia de pago entre los dos se prevé discutir en la negociación del convenio de 1982. Durante el próximo año, por otra parte, se pagará el convenio de 1979 y se devengará una cantidad incrementada máxima del 4%.

En las negociaciones anteriores, Abril Martorell exigía el retroceso de los salarios al nivel de 1978, y los trabajadores pretendían la congelación de los mismos para este año e incrementos del 4% para 1981.

El segundo punto conflictivo, la referencia del convenio de Nervacero tomando como partida el convenio del metal de Vizcaya (tesis Abril) o el del sector (tesis de los trabajadores), se resuelve en el documento por este segundo camino, aunque cercando su ámbito al de las empresas del sector que tengan un desenvolvimiento normal.

La asamblea de trabajadores de Nervacero decidirá el próximo martes su postura respecto al documento y las condiciones que contiene. En caso de aceptarse se dispondría de veinticinco días para redactar un convenio colectivo, tras lo cual la Administración procedería a librar la cantidad de dinero necesaria para que Nervacero vuelva a producir. Cantidad que, debido al agujero financiero, y aun tomando medidas políticas con algunos cualificados acreedores, superará los 1.500 miIlones de pesetas.

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