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Entrevista:

Diosdado Macapagal: "Es una argucia para amedrentar al público"

Diosdado Macapagal, de setenta años, fue presidente de Filipinas entre 1961 y 1965. En la actualidad se encuentra procesado por la publicación de su libro Democracia en Filipinas, que apareció en Estados Unidos y Canadá, en 1976. Indirectamente se le ha acusado de estar en conexión con los supuestos implicados en el «compló de Año Nuevo», lo que él niega rotundamente.En su residencia de North Forbes Park, en Manila, donde guarda algunos recuerdos de su visita oficial a España, en 1962, como una réplica de la espada de Felipe II, el monarca español del que proviene el nombre de su país, el ex presidente Macapagal, una de las figuras políticas más prestigiosas de Filipina, recibió al enviado especial de nuestro periódico.

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Pregunta. ¿Cree usted en la existencia de esos complós contra el Gobierno de su sucesor en la presidencia?

Respuesta. Creo que es una argucia para dar miedo al pueblo, para amedrentar a la gente. Esto se ha convertido ya en una práctica común del régimen de Marcos. Cuando se ve en una situación difícil recurre a este tipo de acciones, con o sin justificación. Porque su Gobierno está basado en el miedo y en la intimidación, y la ley marcial sólo sirve para una cosa: mantener en el poder a Marcos.

P. ¿Está usted procesado por haber escrito un libro titulado Democracia en Filipinas?

R. Sí. Escribí el libro hace cuatro años, pero sólo me han procesado ahora y por la misma razón, porque necesitaban algo para meter miedo a la gente. Igual hicieron con un periodista radiofónico, y con el director de un periódico universitario. Una acción conjunta destinada a amedrentar, procesando incluso al único ex presidente vivo de la nación.

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P. ¿Estaría usted dispuesto a presentarse a unas nuevas elecciones presidenciales?

R. No, nunca. Yo he sido ya presidente del país y presidente de la Convención Constitucional. Mi único interés es el contribuir a poner fin al primer intento de establecer una dictadura que se ha hecho en Filipinas y a restaurar la democracia, porque, con todos sus defectos, yo creo en la democracia".

P. ¿Cuál es la posición de Estados Unidos en estos momentos?

R. Para los norteamericanos hay dos factores: primero, ellos tienen muchos problemas ya y, segundo, tienen bases en Filipinas. Eso es en lo que Washington se fija normalmente y nosotros tratamos de que vean también otras cosas. El año pasado fui a Estados Unidos y les dije que no simplifiquen el problema. Nixon no objetó que Marcos implantara la ley marcial, ni tampoco Ford. Carter se preocupó sólo por las bases. Ahora vemos claro que fue Nixon quien dio la luz verde a Marcos, para beneficiar a los intereses norteamericanos- aquí.

P. ¿Qué salida ve usted a la situación actual?

R. Mi opinión personal es que en una situación como esta es el pueblo quien decide finalmente. Y yo estoy completamente convencído de que el pueblo no quiere al señor Marcos. Las condiciones de vida han empeorado en Filipinas y el pueblo está sufriendo, como la clase mediae incluso las clases acomodadas que no son afectas al régimen. Los filipinos somos muy pacíficos, porque queremos democracia y paz. Sin embargo, Marcos,lleva quince años en el poder, ocho de ellos mediante la ley marcial, y en esta situación algo puede pasar...

P. ¿Ve usted riesgos de una guerra civil en el próximo futuro?

R. Si, como se cree generalmente, Marcos nombra sucesora a su esposa Imelda y ésta, como parece, no tiene el apoyo de los militares, eso significaría choques y la guerra civil. Este no es un país pequeño. Somos 47 millones de filipinos y quién sabe lo que podría ocurrir aquí en una guerra civil. Marcos está haciendo, con su ambición personal de poder, un servicio a los comunistas del NPA. Antes los teníamos controlados.

P. ¿No le parece que el presidente Marcos puede beneficiarse, frente a Estados Unidos, de esa posible amenaza comunista?

R. Marcos es un estorbo para los norteamericanos, en caso de que haya problemas serios en este país, porque el pueblo no le quiere. En una guerra hace falta tener el apoyo del pueblo, si no sucede lo que en Vietnam, donde los líderes instalados por los norteamericanos no eran queridos por el pueblo. Marcos debe ser reemplazado por un dirigente, que sea aceptado por los filipinos.

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