El director del Museo Sorolla pide la ampliación del centro
«Quisiera que el Ministerio de Cultura se tome en serio la posibilidad de realizar la ampliación del Museo Sorolla en las zonas que rodean el patio andaluz, porque hay en este momento 3.000 dibujos y trescientos apuntes sin colocar», manifestó a Efe Francisco Pons Sorolla, director del museo y nieto mayor del ilustre pintor.«Haría falta que la obra se realizase a tiempo, a fin de que se pueda acabar para la conmemoración del 50º aniversario de la fundación, en 1982», dijo también el nieto del pintor, que estuvo vinculado a la Dirección General de Bellas Artes durante veinticinco años y es jefe del servicio de restauración arquitectónica del Ministerio de Obras Públicas desde su fundación en 1953.
Extraordinario conocedor de la pintura de su abuelo y perito universal de su obra, es la máxima autoridad sobre Sorolla, y su juicio es indispensable para catalogar un Sorolla sin identificar. Interrogado por Efe sobre los robos en el museo, dijo que, en lo que concierne a la obra de su abuelo, no son un problema porque, en general, no pasa una semana sin que el comprador venga a él para el peritaje, y que entonces recupera el cuadro.
«De todos modos», comentó, «a pesar de la obligación contraída por el Estado al regalárselo la familia Sorolla, el museo no está atendido como debiera, con pocas personas, y durante casi cuarenta años Bellas Artes se olvidó de él. A lo largo de los últimos tres años tuvimos una ayuda de una entidad particular, Petromed; efectuada en tres etapas, sumó unos dos millones de pesetas más o menos. Se pudo, con ella, remozar la fachada y arreglar dos salas. El ministerio también contribuyó con dos aportaciones por un valor total de dos millones que sirvieron para restaurar tres salas del museo y, en este momento, se está pavimentando y arreglando el jardín».
«Lo bonito de este jardín», explicó, «es que desde cualquier sitio se tiene perspectiva. Está hecho para pintar, así lo quiso mi abuelo, que se ocupó en persona de su composición, así como de los planos de la casa, que el arquitecto José María Repulles planeó como un palacete neoclásico y que Sorolla trasformó completamente añadiendo elementos andaluces y valencianos, entre otros el patio y la fuente».
«Aquí, en el jardín, habrá pintado unos sesenta cuadros», prosiguió el señor Pons Sorolla. «En efecto, mi abuelo nunca pintó a la naturaleza en su estudio, pero tampoco es un impresionista como se le clasifica en general. Es un pintor realista español descendiente de Velázquez que consiguió sumar a este realismo los descubrimientos de la luz y de las vibraciones, y quiero insistir sobre el tema: nunca abdicó del realismo español. Su pintura es naturaleza y fuerza; es también luz, grandiosidad, elegancia y sugestión. Busca la expresión que tiene el natural en cada momento».
En la planta de abajo, delante de La bata blanca, pieza cumbre de Sorolla, según palabras de su nieto, comentó Joaquín Pons Sorolla. «El tema es humilde, popular, pero llega a la grandiosidad de la gran estatuaria grecorromana; aquí es un cuerpo de mujer el que le inspira la grandiosidad, pero la saca de cualquier rincón.
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