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Dos 18 de julio

Menos de un 20% de bolivianos que votaron la candidatura presidencial del general Hugo Banzer han logrado materializar el sueño que las urnas les vetaba: gobernar. El 80% restante, libre ya del «aventurerismo electoralista» por obra y gracia de unos generalitos calificados por el propio arzobispo de La Paz de «botas sin cabezas», no tendrá más opción que resignar sus derechos a la dignidad y a la vida libre o lanzarse con piedras contra tanques para perecer de acuerdo con la leyenda de su escudo patrio de que «más vale morir con dignidad que vivir como esclavos».Madrid, 18 de julio, calles céntricas («zona nacional») y plaza de toros. Una multitud de entre 20.000 y 30.000 personas -según diversas fuentes- injuria. a la democracia hasta lo soez y no ahorra ataques ni siquiera a la Monarquía «traidora», sin que individuos que por su representatividad castrense deberían atajar por lo sano semejantes pronunciamientos movieran un solo dedo. Como ocurrió pocas fechas antes en la reunión de la llamada «federación de combatientes», con ocasión del original y moderno discurso de José Antonio Girón. Esa multitud atronadora que el 18 de julio pide que el Ejército se haga cargo del poder y rompa su actitud actual de respeto institucional, pertenece también -según el veredicto de las urnas- a ese escaso 5% o 6% de nostálgicos que quieren aplastar el deseo de vivir en libertad de la inmensa mayoría.

Pero a ellos les importa bien poco lo que desee una mayoría. Se consideran élite, aunque oyéndoles hablar en grupo resulta difícil creer que hayan superado el bachillerato elemental. Y estiman que su deber de iluminados incluye la «salvación» a la fuerza de los que no quieren ser salvados. Exactamente igual que en tiempos inquisitoriales: o conversión, o la hoguera. Desean unas Fuerzas Armadas golpistas, que justifiquen aquella frase unamuniana de que «a los civiles es posible militarizarlos, pero a los militares no se les puede civilizar». Las FF AA españolas han demostrado, a lo largo de estos últimos anos, un grado de civismo y de respeto a la voluntad popular que hacen que Unamuno, por un lado, y los nostálgicos del golpe y del campo de concentración, por otro, parezcan obsoletos.(...)

23 de julio

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