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Los gobiernos no consideran prioritarios los programas para mejorar la salud femenina

El siguiente informe, sobre la salud de la mujer en el mundo y sus problemas, otro de los temas considerados primordiales en la conferencia de Copenhague, como el publicado por EL PAIS el domingo, referente a la educación, fue elaborado también por la Secretaría General de las Naciones Unidas, en base a las respuestas de 86 países al cuestionario preparado por la Subdivisión para el Adelanto de la Mujer del Centro de Desarrollo Social y Asuntos Humanitarios de la ONU.Las mujeres, como los hombres, están sujetas a todas las enfermedades humanas, pero la procreación, la pesada carga de trabajo que soportan tanto en zonas rurales como urbanas y la condición generalmente inferior que tienen en la sociedad las exponen a muchos problemas de salud adicionales. Las mujeres están expuestas también a la violencia doméstica, la explotación sexual y los ataques contra su integridad física.Existe una estrecha relación entre la malnutrición y la infección. Las enfermedades nutricionales y ambientales, como la anemia, el bocio, las enfermedades metabólicas y la malnutrición tienen efectos mucho más graves sobre la mujer y pueden afecta adversamente al feto durante el embarazo.

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La planificación y la ejecución de los programas de salud para la mujer tropiezan con los estereotipos culturales sobre ella, por una parte, y con la falta de reconocimiento de las diferencias en las características de la salud de hombres y mujeres, por otra. Los programas destinados a satisfacer las necesidades concretas de la mujer y mejorar su salud no son considerados prioritarios en los presupuestos y las políticas de la mayor parte de los Gobiernos. Se debe reconocer urgentemente la relación que hay entre la salud de la mujer y el desarrollo social y económico, que tiene importantes consecuencias para la igualdad y la paz.

En el informe se analizan los problemas de salud propios de las mujeres, tales como el embarazo y el parto, las prácticas culturales que afectan a su salud -tabúes alimentarios impuestos durante el embarazo que pueden ocasionar un consumo insuficiente de alimentos imprescindibles para la madre y el niño- y las prácticas obstétricas tradicionales.

En el campo de los actos de violencia contra la mujer se constata que, en los últimos años, en los países desarrollados y en desarrollo se ha centrado la atención en la violencia doméstica y en los actos de violencia contra los niños. La mayor la de las víctimas de violaciones, delitos sexuales y actos de violencia doméstica son mujeres. Muchas de ellas se abstienen de pedir ayuda por temor a la publicidad y a la posibilidad de quedar en evidencia, porque consideran que pueden ser responsables del ataque y porque tienen la sensación de que toda acción policial será en vano.

En las respuestas de los Gobiernos se indicó que el número de mujeres que usaban medios anticonceptivos había aumenta do desde 1975. La escasa fecundidad constituía un problema en algunos países. La esterilización voluntaria se emplea cada vez más, tanto en los países desarrollados como en los que están en desarrollo.

Varios-países mencionaron cambios recientes en su legislación sobre el aborto. Desde el momento en que la esterilización y los anticonceptivos modernos se han generalizado, el aborto ha perdido importancia como método de control de la natalidad.

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