Garaikoetxea prefiere el acuerdo UCD-nacionalistas que un nuevo consenso entre centristas y PSOE
«La posibilidad de que se establezca una armonía de UCD con las minorías vasca y catalana, que yo veo con pocas posibilidades, resultaría objetivamente mucho más saludable para el desarrollo de la autonomía vasca que una nueva edición del consenso entre centristas y PSOE, ante el cual no podemos ser optimistas», declaró ayer Carlos Garaicoetxea, presidente del Gobierno vasco, en el curso de una conferencia de prensa celebrada en Bilbao con motivo del primer aniversario de la aprobación del Estatuto vasco y de los cien días desde su elección como lendakari. En relación con el tema de la OTAN, dijo que el estado perfecto es la neutralidad, pero criticó a las «fuerzas políticas que se rasgan las vestiduras cuando se habla de alianzas multilaterales».
Tras calificar de «oscura, pero intensa y fructífera» la actuación del Gobierno vasco en sus tres meses de existencia, Garaicoetxea opinó que no se ha producido, sin embargo, en este período, una evolución significativa de ninguno de los tres problemas fundamentales que tiene planteados hoy la comunidad autónoma vasca: crisis económica y paro, violencia y desarrollo del Estatuto, «que acaso», precisó, «en los cuatro años de mandato pudieran no entrar en una vía total de solución».Con respecto al primero de estos problemas, manifestó el lendakari su esperanza de que en los próximos cuatro años haya dado un giro significativo. «De momento, toda la actuación del Gobierno en este sentido se ha centrado en encontrar las bases para la solución a la crítica situación de empresas en crisis (Nervacero, Michelín y otras). En el campo de la lucha contra el paro nos reprochan que no tengamos un programa de actuación, pero ¿cómo podemos tenerlo si el consejero de Trabajo discute aún en Madrid si las cuestiones relacionadas con la política de empleo van a ser comptentencia de la comunidad vasca o del Estado? Tampoco podemos tener unas líneas definidas de actuación en la política fiscal de apoyo a la inversión cuando se negocia el concierto económico, y no sabemos aun si vamos a contar con autonomía normativa en materia fiscal».
La pacificación, un problema de años
La meta del Gobierno vasco, con respecto al objetivo de pacificación de Euskadi, es, según señaló el lendakari, reducir lo que en medios gubernamentales se considera «un problema de años» a una «cuestión de meses». Garaicoetxea señaló que «éste es un tema controvertido, cuya solución es difícil porque falta receptividad por parte de los sectores que utilizan la violencia y por parte del Gobierno central, que piensa que el tiempo de la negociación y de la solución política ha pasado y hay que arreglarlo por intensificación de medidas policíales».
«Estamos», añadió, «ante un panorama más difícil que el de hace tres meses. Cada día, la solución por vía de negociación es más difícil. Soy más pesimista que hace 83 días con respecto a los resultados positivos de un plan de pacificación por vía de negociación, de comunicación o reconciliación ».
Ante el tema de las relaciones entre el Ejecutivo vasco y las Fuerzas de Seguridad del Estado en el período de transición hasta la puesta en marcha de una política autónoma, Garaicoetxea dijo: «Por pura coherencia con el Estatuto, las FOP tienen, en el período transitorio, unas funciones bien determinadas. Para hacer cumplir la ley, el Gobierno va a acudir a las medidas coercitivas que debe poseer, y que nadie crea que vamos a tener complejos en llamar a las FOP y reconocer su papel en tanto no sean sustituidas -eso sí, con la mayor celeridad posible- por la policía autónoma».
«Esto lo afirmo sin ningún empacho, pero sin olvidar que no estamos de acuerdo con el decreto-ley Antiterrorista ni con actuaciones esporádicas que puedan darse en cuerpos que hasta el momento no están bajo nuestro control», dijo.
Insistib una vez más en la necesidad de que el Gobierno, de una vez por todas, designe sus representantes en la Junta de Seguridad, trámite en el que, en opinión de Garaitcoexea, se produce un «inexplicable retraso». «La Junta de Seguridad», manifestó, «no tiene función de dirigir el orden público en Euskadi, sino de asistir al proceso de la creación de la policía autónoma». Sin embargo, la Junta de Seguridad, en cualquiera de sus fases, podrá tener ascendiente y autoridad moral para controlar hasta cierto punto la política de orden público en la comunidad autónoma».
Al referirse a las declaraciones efectuadas en la mañana de ayer por Juan José Rosón a Radio Nacional, en las que indicó que antes de asumir sus competencias «el PNV debe superar ambigüedades en materia de terrorismo», Carlos Garaicoetxea comentó: «Esa afirmación me parece una impertinencia nada ambigua. Rosón no es quién para condicionar un aspecto del desarrollo del Estatuto. El término "ambigüedad", referido al PNV, es ya un tópico de mal gusto, máxime», matizó, «cuando respecto al terrorismo se ha pronunciado públicamente con claridad absoluta. Haría mejor el señor Rosón en lograr que se esclarezca qué es y quiénes integran el Batallón Vasco Español y atentados como el de Alonsótegui o el de ayer de Lemona».
Desarrollo del Estatuto
Con respecto al tercer problema básico, el desarrollo del Estatuto vasco, Garaikoetxea señaló que el Gobierno vasco ha superado ya la fase que ha fijado el contenido, alcance del Estatuto y la cronología precisa en el traspaso de competencias y sus servicios a la comunidad vasca. «Estamos realizando ahora un esfuerzo de negociación de la interpretación correcta del Estatuto en materia de transferencias. El problema es que se parte de ópticas diferentes y los progresos de la negociación son lentos».
«La representación vasca en la comisión mixta entregó un documento básico en el que se aclara cuál es nuestra posición con respecto a la interpretación, desarrollo, alcance de las materias a transferir y un plan de prioridades para ir sometiéndolas a negociación. Nuestra teoría es que las competencias están transferidas por el Estatuto y lo que se debe discutir es la transferencia de medios y servicios. Sugerimos que todo lo que el Gobierno vasco considere transferible se transfiera, salvo que se demuestre que es antiestatutario, anticonstitucional o técnicamente inviable. Pues bien: todavía no hemos obtenido una respuesta global a ese documento».
Del resultado del primer round de negociaciones depende, en opinión de Carlos Garaikoetxea, incluso su entrevista con Adolfo Suárez, «que no debe ser», afirmó, «la purga Benito para arreglar los mil y un problemas técnicos, sino únicamente los nudos gordianos o problemas políticos difícilmente salvables en otras instancias, en las que debe aclararse todo el entramado técnico».Tampoco cree Carlos Garaikoetxea que su entrevista pueda ser definitiva para el retorno del PNV al Parlamento, otro de los temas de la conferencia de prensa. Rechazó en este sentido las apreciaciones de los que creen que esa circunstancia ralentiza el desarrollo del Estatuto y, en definitiva, la potenciación de las instituciones autónomas. «Nuestra ausencia del Parlamento se ha magnificado. Cuando ha convenido no éramos nadie y todas nuestras posiciones eran automáticamente rechazadas. Luego, con motivo de la modificación de la ley orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas o la moción de censura, éramos, de la noche a la mañana, el factotum o la llave de las soluciones. Eso es una burda farsa. Querernos estar en el Parlamento porque, entre otras cosas, deseamos estar próximos a los centros de decisión. En su día expusimos las razones de nuestra ausencia. Mientras esos problemas no se enderecen, encuentro difícil que se produzca un retorno».
OTAN
En un momento de la conferencia de prensa se preguntó a Carlos Garaikoetxea su impresión sobre el posible ingreso de España en la OTAN. Aunque señaló que el tema no era competencia del Gobierno vasco, señaló a título personal: «Para mí, el estado perfecto es la neutralidad. Ahora bien, si hay que separarse de él, no entiendo que fuerzas políticas se rasguen las vestiduras cuando se habla de alianzas multilaterales y se pronuncian por alianzas bilaterales. El miembro débil en una alianza multinacional está más arropado. Por otra parte, esta alianza multilateral reportaría quizá al propio Ejército español una mayor profesionalización y una modernización de cierto interés».
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