La federación de distribuidores, contra la cuota de doblaje

La Federación de Asociaciones de Distribuidores de Cine presentó ayer un escrito al ministro de Cultura y a otros organismos oficiales en el que afirman que si en el plazo de siete días no se suprime la tasa de regulación, subtitulado y doblaje, dejarán de distribuir películas «buenas o de éxito» a cerca de 3.000 cines rurales o de barrio, lo que supondría a medio plazo el cierre de éstos.Los distribuidores anunciaron asimismo, en una conferencia de prensa celebrada ayer en Madrid, que exigirán la actualización, con carácter retroactivo, de los mínimos exentos que, a juicio de la federación de distribuidores, a la que también se han unido los exhibidores, deberían haber sido modificados de acuerdo con los incrementos progresivos experimentados en el precio de las localidades, que han oscilado desde las sesenta pesetas en la fecha de la creación de la tasa (1964) hasta 180 del año pasado.

La actitud de los distribuidores se justifica, según los propios distribuidores, en el hecho de que tienen que pagar a Hacienda por el impuesto de doblaje un importe mayor del que obtienen por alquilar la película a cines pequeños, cuando la película supera los treinta millones de recaudación bruta, lo que ocurre casi siempre que no se trate de una mala película. Las ganancias las obtienen los distribuidores con películas taquilleras, como Superman, La guerra de las galaxias o Enmanuelle, por lo que tienen que compensar con el ingreso obtenido de estas últimas las pérdidas de las otras películas normales.