_
_
_
_

París recordó el décimo aniversario de la muerte de Luis Mariano

Mariano Eusebio González y García, nacido en Irún en 1914, murió de una hemorragia cerebral en París, el día 14 de julio de 1970, en el hospital de la Salpetrière. En ese paréntesis de 56 años, Mariano Eusebio, aún niño, cambió de País Vasco para residenciarse del lado francés. Después se convirtió en Luis Mariano, «príncipe de la opereta», gracias a su «voz de oro, de sol y de amor», que, unida a la ambigüedad romántica de su personaje, hicieron de él un ídolo jamás olvidado en este país, como lo ha probado la celebración diversa del primer decenio de su fallecimiento.

«Por lo que a popularidad se refiere, sin duda alguna, mi único rival nacional fue el general De Gaulle. El llegó a tener más ahijados que un servidor, que contó hasta 31. Además, los dos éramos ciudadanos de honor de la villa de Marsella». Esta frase se ha entresacado de las declaraciones en exclusiva ofrecidas ayer al diario blasfematorio parisiense Liberation, por el cantante Luis Mariano, con motivo del décimo aniversario de su desaparición prematura. Y lo dicho, en primera página, a todo trapo, porque «Francia llora a Luis Mariano» este 14 de julio, en el que Valéry Giscard d'Estaing y los suyos celebran el centenario de la toma de la Bastilla. En efecto, faltó un tanto así para que el fasto del primer decenio de la muerte del cantante de La bella de Cádiz fuera más rumboso que el de los primeros cien años de la fiesta nacional francesa.Pruebas al canto: emisiones retrospectivas en los tres canales de televisión, en la radio, reportajes en la prensa, un libro titulado Luis Mariano y, de igual manera que en Estrasburgo, para conmemorar el 14 de julio, se celebró una Misa por Francia en París, en la iglesia de Saint Roch, el párroco de los artistas ofició otra por Luis Mariano. A esta última ceremonia, ayer, a las once de la mañana, asistieron unas 500 personas, hombres y mujeres de cincuenta, sesenta y setenta años. Fue una misa y también una reunión de familia: la familia de los marianistas, club que en vida del cantante llegó a sumar 37.000 miembros. Según el autor del libro precitado, las marianistas eran histéricas faltosas, obsesionadas por tocar algo de Mariano: un moquero, una camisa, un calzoncillo, algo. «Ocurría», añade, «como en esas sectas religiosas en las que se acaba olvidando la existencia de Cristo». Aún quedan marianistas, y ayer, durante la Misa, la gozaron, llorando a fondo, mirando al cielo, comunicándose a hurtadillas: «La emisión de televisión de anteanoche», decía una «la grabé toda». «Yo no pude de emoción, y al final me desmayé», confesó la otra cofrade del marianismo. Las marianistas son las que le pagan al cura párroco de Arcanges, pueblecito vasco en el que está enterrado Luis Mariano, para celebrar más de 150 Misas anuales por el alma del difunto. Por su lado, el ayuntamiento ha construido un garaje de 500 plazas para los autos de los peregrinos que llegan diariamente al cementerio para rezar y florecer la tumba del ídolo.

No hay que extrañarse: fueron 25 años de «voz de oro», 480 canciones, ocho millones de discos, operetas, películas (El cantante de México, la carabela de oro, El príncipe de Madrid) y la leyenda: de Mariano se dijo que era hijo natural de Mistinguet y del rey Alfonso XIII. Sus amores, siempre imposibles, hicieron de él un dios fetén para las marianistas. Su chófer (Mariano le legó su fortuna y adoptó a sus hijos), aseguró recientemente que fue con Carmen Sevilla con quien de veras quiso matrimoniar, «pero no lo dejó su mamá, a quien le contaba cada noche lo que había hecho durante el día».

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_