Con el euromisil bajo el brazo

En principio, resulta halagador que jefes de Estados prepotentes gasten su tiempo hablando sobre España y cuenten con ella para que entre en la CEE o aguarde a sus puertas, para que sea miembro de la OTAN o permanezca neutral. Lo que cuesta creer, en cambio, es que todas esas tomas de posición cojan desprevenido al Gobierno de Madrid y que cada afirmación sobre el papel de este país en el mundo sea una sorpresa para nuestro Ministerio de Exteriores. O el Gobierno no sabe de qué va la política internacional, como pudiera parecer en un principio, o lo sabe demasiado. En este último y probable caso, lo que pretende es ahorrarnos las preocupaciones que produce este perro mundo.Gracias a la revelación de lo que hablaron Breznev y Helmut Schmidt en Moscú, hemos sabido que la entrada de España en la OTAN está mal vista por los soviéticos, como era de suponer, y que podría alterar las ofertas de Moscú sobre la reducción de mis¡les en Europa. Es decir, que una decisión de ese calibre alteraría el equilibrio militar europeo y potenciaría la instalación de misiles en las dos zonas de Europa.

Esta es una hipótesis con la que debe contar el Gobierno antes de introducirnos en la OTAN, según vaticinó Marcelino Oreja, para 1983. En esa fecha tan próxima, los euromisiles serán ya una realidad estratégica que se nos vendrá encima. ¿Cuántos misiles Cruise o Pershing 2 le tocarían a España tras su eventual entrada en la OTAN? ( ... )

10 de julio