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La aproximación franco-alemana, eje de la potenciación de Europa, según Giscard d'Estaing

El presidente de Francia, Valery Giscard d'Estaing, prodigó ayer, primer día de su primera visita oficial a la República Federal de Alemania (RFA), un llamamiento en favor de una mayor aproximación franco-alemana» para devolver a Europa el influjo mundial que tuvo antaño». En su primer contacto oficial con «el pueblo alemán, ese gran pueblo», en la plaza del Ayuntamiento de Bonn, desde cuya balustrada, hace dieciocho años, también se dirigió a los ciudadanos de la capital alemana el entonces presidente francés, general De Gaulle, Giscard d'Estaing dijo también que «la fase de la reconciliación ya ha pasado y ahora Francia y Alemania deben unir sus esfuerzos para devolver a Europa su influencia en el mundo».

«Giscard llega en el momento oportuno», comentaba ayer un diario. Por ambas partes, francesa y alemana, parece efectivamente que así es. Los alemanes le han tributado, a efectos protocolarios, los máximos honores que aquí se rinden a un jefe de Estado de un país amigo. Incluso el presidente federal Karl Carstens, de extracción democristiana y de formación anglosajona, dedicó su discurso de sobremesa, en la cena ofrecida ayer a Giscard y su esposa, a glosar la influencia cultural francesa en Alemania, sin excluir a Sartre. Los alemanes, conocedores del gusto de su invitado por todo lo grandioso, prepararon la cena en un bello castillo de caza, barroco, construido por un arquitecto francés, en la localidad de Bruehl. Tras la cena se ofreció una recepción de gala en otro palacio, también barroco, el Augustusburg, en el que los invitados escucharon Música para fuegos artificiales, de Haendel.El «resplandor versallesco», como calificó alguien la primera jornada de Giscard en Bonn, estaba perfectamente calculado para producir un efecto positivo en el presidente de Francia.

Primera entrevista

Hasta el momento no ha trascendido la conversación que mantuvieron por la tarde el canciller Schmidt y el presidente Giscard, aunque se supone que este primer encuentro mutuo en esta visita habrá girado fundamentalmente en torno al viaje de Helmut Schmidt a Moscú. La primera jornada estaba orientada fundamentalmente a facilitar contactos del visitante francés con los ciudadanos alemanes y a una serie de actos protocolarios, como la visita a un cementerio de guerra, en el norte de Bonn, con ofrenda de coronas. Para los alemanes ha sido una sorpresa que Giscard haya dedicado los últimos días antes de su viaje a estudiar el idioma del país anfitrión. Incluso leyó su alocución del ayuntamiento en un alemán aceptable, y hasta intercambió inas palabras con el canciller Schmidt en el idioma de éste.

Una vez concluya el «fulgor versallesco» se iniciarán también conversaciones de trabajo. Giscard ha llegado hasta la RFA, al pareer, con un plan concreto para potenciar el «eje» París-Bonn. Con él ha venido la mitad del Gobierno frances; en total, siete ministros. La cumbre se iniciará el jueves, al regreso de un recorrido del presidente por cuatro Estados federales.

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Entre tanto, los medios de comunicación alemanes subrayan que entre Francia y la RFA se está produciendo, también a nivel popular, una creciente aproximación.. «Hasta mil ciudades francesas y alemanas han suscrito acuerdos de fraternidad», dijo ayer el presiderite federal, Karl Carstens, ante su invitado. Una tercera parte de los franceses considera a la RFA el país más admirable de Europa, decia. ayer un diario. Sin embargo, una gran masa de ciudadanos del vecino país aún abriga recelos contra les alemanes. En este sentido, la figura de la esposa del presidente francés, Anne-Aymone, que le acompaña en su visita a la RFA con un programa paralelo, interpreta un papel especialmente importante: su padre murió en el campo de concentración de Matthausen.

Según una semblanza ofrecida por la televisión alemana con la señora de Giscard, ésta simboliza la reconciliación que debe consumarse entre los dos países.

Falsa amenaza

Una amenaza falsa de bomba obligó a interrumpir durante unos minutos la visita de la esposa del presidente francés, Giscard d'Estaing, y la del ministro alemán de Asuntos Exteriores, Hans-Dietrich Genscher, al museo romanogermánico de Colonia.

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