El Gobierno y la oposición de Francia "comprenden" la actitud de sus agricultores
La «guerra» franco-española, tanto a causa de los frutos y legumbres como de los barcos pesqueros, deja al descubierto en este país los fallos de la política de la V República en materia de reconversión agrícola. Se condena, salvo excepciones, la violencia de los comandos de agricultores del Sur francés, pero también «se comprende la cólera de quienes se ven de bruces ante la ruina».
La prensa escrita, como la audiovisual, hacen vivir al minuto en toda Francia el desarrollo de la «guerra» desencadenada por los agricultores del Sur francés. Estos medios informativos, en su mayoría, como las organizaciones de camioneros, se manifiestan refractarios a una violencia que, por otra parte, comprenden. El «plan del gran Suroeste», preparado ahora por el Gobierno giscardiano, hace ya cerca de cuatro lustros que, bajo otras fórmulas, se les promete a los agricultores franceses para reconvertir y racionalizar sus producciones. Pero nunca ha pasado de los deseos oficiales, más o menos oportunos electoralmente, al estadio de la realidad.
Ayer, el órgano oficial diario del Partido Socialista (PS), Riposte, se lineaba explícitamente con la «cólera de los agricultores». En opinión de los socialistas, «ya duraba demasiado el escándalo del comercio de los productos agrícolas, que se efectúa cada vez más sin control real, sin ningún respeto de los reglamentos internacionales y comunitarios».
Como consecuencia de este «escándalo», los socialistas entienden que «los agricultores están obligados a actuar ellos mismos para defender su nivel de vida y el derecho que nadie se cuida de hacer respetar». El PS está fuertemente implantado en el Suroeste.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.