La experiencia de doce meses
Han transcurrido más de doce meses desde la primera corrida de la Beneficencia que organizó la diputación democráticamente elegida por los pueblos de Madrid, una vez aprobada la Constitución.Doce meses cargados de hechos densos y significativos, entre los que debe citarse:
1. La cesión de los derechos arrendatícios de la plaza de Las Ventas por Diodoro Canorea a favor de Taurina Hispalense, SA, con la conformidad de la diputación provincial.
2. La súbita toma del poder, en el consejo de dicha sociedad anónima, por el discutido señor Martín Berrocal.
3. La amortización del cargo «medieval» de visitador de la plaza de toros, que lo venía ocupando el vicepresidente primero de la corporación.
4. La creación, en la diputación provincial, de un consejo de administración de la plaza de toros y de asuntos taurinos.
5. La elaboración y aprobación de un informe que redacta una comisión técnica compuesta por miembros de los tres partidos representados en el pleno de la corporación.
6. Una Feria de San Isidro 1980 prometedora en sus planteamientos, pero criticada y conflictiva en la práctica.
De todos estos acontecimientos, yo quisiera destacar uno de ellos por su carácter de «clave» interpretativa del presente y del futuro de la plaza de Las Ventas.
Se trata, ni más ni menos, que de la sustitución del concepto y práctica del «visitador» por el concepto y práctica del «administrador» colegiado. Las visitas a la plaza o a quien fuere durante los días de lidia o los días sin corrida dan paso a las decisiones administrativas de un órgano con capacidad política y jurídica para asumirlas. La decisión individual da paso al trabajo y a la consideración colectiva y plural.
Y esta auténtica mutación no se produce por obra y gracia de la genialidad de uno u otro diputado, sino por el cambio radical que se ha producido en las condiciones objetivas y subjetivas de la fiesta y de la plaza. La empresa que durante decenas de años explotó la plaza de Las Ventas dejó de gestionarla en 1979. La figura, seguramente excepcional, de Livinio Stuyck pasó a ser ya leyenda. Unos medios de comunicación sujetos a la peculiar situación preconstitucional han recobrado el vigor crítico y su capacidad de crear y destruir mitos y prejuicios. Una sociedad que se homologa formal y materialmente cada día más a Europa es el entorno en que debe moverse una fiesta tan rabiosa y originalmente española como es la nuestra.
Todo ello plantea la necesidad inexcusable de «profesionalizar» la gestión de la plaza de Las Ventas, y este es el sentido profundo de la sustitución del antiguo cargo de visitador por un consejo de administración, como núcleo inicial que debe articularse en un conjunto de medios personales y materiales capaces de dar respuesta a las cuestiones que plantea la nueva situación.
Durante 1980, el consejo de administración debe estructurarse de tal manera que pueda afrontar sus responsabilidades con rigor y acierto. Se acabaron los tiempos de una explotación indirecta sin problemas o con problemas bajo control «remoto». Quizá algunos añoren esta situación, pero creo que todos hemos adquirido el convencimiento de que el fenómeno de los toros y la titularidad de Las Ventas exigen a la Diputación Provincial de Madrid una posición resuelta. La política, el arte o ciencia de los asuntos de la «polis» o ciudad no puede ser ajena al fenómeno urbano y popular de los toros.
Babelia
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