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El producto bruto del área OCDE crecerá entre 0% y 1% en 1980

La economía occidental se enfrenta a un segundo semestre cargado de nubarrones y de dificultades económicas. El producto bruto del área de la OCIDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico) experimentará una caída durante los seis próximos meses del orden del 1% y nadie se atreve a pronosticar lo que pueda suceder en los meses siguientes.Esta es la impresión generalizada que ha dominado las deliberaciones del Consejo de Ministros de la organización, clausurado en la tarde del miércoles en la capital francesa, con la asistencia de los titulares de las carteras económicas de los veinticuatro países industrializados miembros. La reunión ministerial ha durado dos días. El primero dedicado a los problemas políticos, con presencia de los titulares de Asuntos Exteriores, y el segundo a despachar, en tonos más que grises, un severo diagnóstico sobre la situación económica mundial, especialmente la de los veinticuatro países industrial izados miembros de este club.

Clima pesimista

Según José Luis Leal, representante español en su calidad de ministro de Economía, el clima de la reunión ha sido «bastante pesimista», ya que en los próximos meses se va a producir una caída de la producción y de la demanda que podría llegar hasta el 2%, lo que daría para el conjunto del año un perfil más bien mediocre, del orden del cero al 1% en el conjunto del área de la OCIDE.

El causante principal de esta situación ha sido, una vez más, el petróleo y su espectacular «mordida» a la renta del mundo occidental. Cálculos realizados por la organización señalan que los nuevos precios producirán en el conjunto del año una pérdida de renta directa del orden de los 150.000 millones de dólares en el conjunto de los veinticuatro países occidentales, y otros 250.000 millones de dólares de forma indirecta. En total, unos 400.000 millones de dólares.

A la vista de estas cifras, las prioridades establecidas por las políticas económicas de los países miembros van a estar dirigidas a controlar, en la medida de lo posible, el impacto energético y a extremar las medidas para yugular la inflación.

El comunicado final de los reunidos señala que fue acertada la decisión tomada hace un año, cuando se aceptó la necesidad de instrumentar políticas monetarias que no acompañarán a la inflación, así como políticas presupuestarias rigurosas. Al mismo tiempo se admitía que los aumentos de los precios petroleros limitaban las posibilidades de aumento de las rentas reales de todas las categorías sociales de los países miembros. Es decir, que la crisis había que pagarla entre todos.

Estas políticas -según se reconoce en el comunicado final emitido ayer- han sido correctas y han dado ya resultados positivos. Uno, de los asistentes a la reunión reconocía que los países occidentales están en mejores condiciones ahora que hace siete años, cuando la primera crisis energética, de hacer frente a los problemas de un alza tan descomunal del precio de los crudos, debido a que los protagonistas sociales admitían ya la necesidad del reparto del sobrecoste del petróleo. El representante japonés lo ha explicado en lenguaje muy claro. Los salarios crecieron en su país en torno al 30% a raíz de la primera crisis, y ahora lo han hecho al 7%.

Cómo salir del bache

Para los miembros de la OCDE, «el objetivo esencial es restablecer la estabilidad de los precios y promover, a corto y medio plazo, las condiciones propicias para la realización de un crecimiento de la producción y del empleo». Para ello será necesario apoyar la inversión privada, crear condiciones favorables para que las inversiones productivas sean a la vez necesarias y rentables y actuar sobre la oferta para mejorar la productividad y el empleo gracias a un aumento de la parte del ahorro y de las inversiones productivas en el producto nacional bruto de cada país y un mejor funcionamiento de los mercados de productos, capitales y del trabajo.

Intervención española

El ministro español de Economía, señor Leal, manifestó al término de su intervención, en una reunión con periodistas españoles, que las prioridades de la política económica española son similares a las de los países occidentales, con la excepción del problema del empleo, que reviste mayor intensidad en nuestro país. Leal manifestó que el coste del petróleo importado para España en 1980, más de 12.000 millones de dólares, equivalía casi al sobrecosto que todos los países industrializados de la OCDE tuvieron que pagar en el año 1973, con motivo de la primera crisis energética. Mostró, sin embargo, susatisfacción por el hecho de que los pronósticos de crecimiento de la OCIDE para la economía española, en 1980, sean bastante más favorables que para el conjunto, pues se prevé un aumento del PIB del 1,2%.

En su intervención, Leal señaló que «el mecanismo de los precios debe seguir desempeñando un papel fundamental en el ajuste energético, pero los efectos de este mecanismo deben reforzarse y complementarse con intervenciones públicas dirigidas a estimular la conservación y la inversión en el campo de la energía».

La necesaria reasignación de recursos a consecuencia de la crisis, en favor de la inversión productiva, «va a suponer», dijo, «un cambio importante en la actual distribución de rentas entre los agentes económicos. Para que ésta se produzca sin tensiones excesivas es necesario comprender mejor la relación que existe entre el crecimiento del empleo en el medio plazo y la aceptación de las pérdidas de renta real debidas a la carestía del petróleo y a la necesidad de reducir las rigideces de la economía con vistas a aumentar la productividad del sistema».

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