Italia: periodistas en lucha
CUANDO ITALIA apenas despertaba de una huelga general de prensa y medios de comunicación como protesta por el encarcelamiento de Fabio Isman, redactor de Il Messaggero, de Roma, otro periodista, esta vez Walter Tobagi, del Corriere della Sera, de Milán, ha caído bajo las balas asesinas del terrorismo. Dramática y paradójicamente, nuestros colegas italianos protagonizan así la lucha por la libertad de expresión en dos frentes: el de la violencia terrorista, que trata de acallar las voces a disparos, y el del aparato del Estado, que recurre a todos los medios legales -y a veces extralegales- para ello. La ejemplar solidaridad frente a estas amenazas de los periodistas italianos, que si bien trabajan en una prensa fuertemente politizada no por eso han perdido su condición de profesionales, es un ejemplo emocionante y aleccionador de manera muy especial para nuestro país, que en estos momentos afronta peligros y coacciones similares a las que nuestros colegas hacen frente. La prensa italiana está dando desde hace años una dura batalla contra las amenazas terroristas, que ya se cobraron otra víctima en la persona del subdirector de La Stampa y que numerosas veces han actuado disparando contra redactores y directores de prestigiosos periódicos. Pero no por ello han caído en el señuelo de aceptar la imposición del silencio o la censura sobre las propias actividades terroristas y hoy el redactor de Il Messaggero se ve en la cárcel precisamente por haber revelado las declaraciones del brigadista arrepentido Peci (véase EL PAÍS de 18 de abril). Hoy, la prensa y los periodistas de Italia, que a su trágica actualidad suman la del hecho de la visita del presidente de la República a nuestro país, merecen el apoyo y la solidaridad de cuantos en España creen en los principios de la libertad de expresión. Queremos hacer patente por eso la presencia de nuestra lucha al lado de la suya. Y este periódico, que ha sufrido y sufre también la amenaza del terrorismo asesino y la de los enemigos de la libertad infiltrados en las ínstituciones de poder, se suma entrañable e incondicionalmente a las expresiones del propio presidente Pertini cuando recientemente ha declarado que prefiere la más imperfecta de las democracias a la más perfecta de las dictaduras.
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