EE UU niega a los haitianos la condición de perseguidos políticos
Miles de refugiados haitianos llegados ilegalmente a Estados Unidos serán devueltos a su país si se cumplen las disposiciones de las autoridades norteamericanas de Inmigración, que no les conceden la situación de perseguidos políticos. El porvenir que espera a estos refugiados, que huyen de la represión y la miseria existentes en Haití, es la cárcel, la tortura y, posiblemente, la muerte.
El pasado domingo, dos frágiles embarcaciones llevaron a las costas del sur de Florida a 354 haitianos, con los que se eleva a ochocientos el número de nacionales huidos de su país en los últimos diez días.Según informes fiables, cerca de 5.000 haitianos esperan en «campos de reclusión» de Florida el temido momento de la deportación. Las autoridades migratorias han llegado a la, conclusión de que estas personas no son perseguidos políticos, sino refugiados en busca de mejor situación económica. Organismos de defensa de los derechos humanos, agrupaciones religiosas y abogados particulares que han tomado a su cargo la defensa de estos refugiados aseguran que el cumplimiento de tal decisión significa un evidente peligro de muerte para quienes sean devueltos aHaití.
En una reciente audiencia celebrada para decidir la suerte de los refugiados haitianos, un ex miembro de los temidos Tonton-Macoutes (policía política al servicio de la familia Duvalier desde 1957) aseguró la existencia de órdenes estrictas de detener y encarcelar a todos los haitianos que hayan intentado buscar asilo en otro país. No obstante, el presidente haitiano, Jean Claude Duvalier, pidió a Estados Unidos que acepte 50.000 refugiados hatianos por año.
El éxodo de haitianos, que se había detenido al principio de la Administración Carter, se debe en buena parte a la renaciente actividad represiva de los Tonton-Macoutes. La política de derechos humanos del presidente norteamericano motivó un oscurecimiento en las acciones de dicho grupo y una supuesta «liberealización» del régimen de Jean-Claude Duvalier, materializada en las elecciones legislativas de febrero de 1978, en las que se permitió practicar, e incluso ganar, a políticos de la oposición.
Los conflictos centroamericanos y la nueva política estadounidense en el Caribe, unidos a la pretensión del Pentágono de convertir a Haití en una importante base militar, han dejado nuevamente libres las manos del hijo de Papá Doc para perseguir, encarcelar, exiliar o asesinar impunemente a sus disidentes.
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