Misterio en torno a las conversaciones mantenidas por la comisión socialista en Teherán

ENVIADO ESPECIAL, La comisión de la Internacional Socialista ha realizado sus entrevistas, el domingo y el lunes, en Teherán, en una atmósfera de misterio, y con la reiterada advertencia de que no venía a resolver el problema de los rehenes norteamericanos. «Venimos sin un objetivo concreto. Sólo queremos conocer la realidad de la revolución iraní», afirmó el domingo, a su llegada al aeropuerto de esta capital, Felipe González, secretario general del PSOE.

Los otros miembros de la comisión (el canciller austriaco, Bruno Kreisky, y el líder socialista sueco, Olof Palme) habían aprendido también la misma lección. «Deseamos establecer mejores relaciones», se limitó a decir Bruno Kreisky. que es el primer jefe de Gobierno que visita Irán después de la revolución.El domingo fue el propio . ministro de Asuntos Exteriores, Sadeh Gotbzadeh, quien recibió en el aeropuerto a Kreisky, Palme y González, que llegaron a las cinco de la tarde (dos y media de la tarde, hora de Madrid). Luego, el presidente Abolhassan Banisadr fue a darles la bienvenida, aprovechando su presencia en un cóctel que la Organización para la Unidad Africana (OUA) ofrecía en el hotel Hilton, el mismo en que se hospedaban los líderes socialistas.

La jornada de ayer comenzó algo tarde. El más madrugador fue Olof Palme, que anduvo paseándose desde primera hora de la mañana por el vestíbulo del hotel. Kreisky y González abandonaron sus habitaciones a última hora: sólo con el tiempo justo de ocupar un asiento en el Mercedes negro en el que atravesaron toda la ciudad, para llegar, poco después de las once y media de la mañana (nueve de la mañana en Madrid), al Ministerio de Asuntos Exteriores.

Allí les esperaba Sadeli Gotbzadeh. La reunión duró una hora. A la salida, los líderes socialistas continuaron con su mutismo. «Hemos hablado de muchos temas..., también hemos hablado de los rehenes, pero esta cuestión no ha constituido el núcleo de la conversación», dijo Felipe González.

La única pista sobre los planes de la delegación socialista la dio, quizá Felipe González. «En una situación de tensión entre el Este y el Oeste, cualquier revolución que se salga de la política de ambos bloques puede crear aún más tensión. Aunque no hubiera habido toma de rehenes, esta visita sería necesaria», aclaró.

Según se afirma en Teherán, la Internacional Socialista viene a proponer un estatuto de neutralidad para Irán. Después de esta declaración de neutralidad comenzaría la distensíón y se pondrían remedio a los temas que la revolución iraní tiene pendientes: desde la cuestión de los rehenes hasta los problemas financieros.

Es algo más que una casualidad que el mismo día de su llegada los tres líderes socialistas se reunieran con Reza Nobari, gobernador del banco central, quien hace una semana visitó Viena. La retención de los fondos iraníes en el extranjero comienza a hacer sentir sus efectos sobre las finanzas iraníes.

Ayer, Kreisky, Palme y González almorzaron con Banisadr y pasaron con él la mayor parte de la tarde. Igualmente vieron al «hombre fuerte» de la situación, el ayatollah Bejeshti, presidente del Tribunal Supremo y miembro del Consejo de la Revolución, que es la primera vez que se reúne con personalidades políticas occidentales.