Europa, dispuesta a aplazar sus sanciones contra Irán

Viene de primera páginaLos nueve ministros y el belga, Henri Simonet, que se incorporó a media tarde a la reunión, constataron que no había habido ningún cambio sustancial en la situación de los rehenes norteamericanos, desde que el pasado día 22 de abril, la cumbre de Luxemburgo decidió castigar al régimen de Jomeini por su violación del derecho internacional.

El acuerdo de Luxemburgo hablaba de sanciones automáticas, impuestas individualmente por cada Gobierno, que serían coordinadas en una reunión extraordinaria a celebrar en Nápoles. Esta coordinación parece difícil, especialmente en lo que se refiere a la cancelación de contratos ya vigentes con Irán. Fuentes oficiosas holandesas señalaron que, probablemente, se haga una excepción con los contratos que ya han sido ejecutados, al menos en una tercera parte, y con aquellos otros cuyo rompimiento pueda permitir a los iraníes la presentación de un recurso ante un Tribunal Internacional. Por otra parte, la resolución de la ONU, vetada por la Unión Soviética, en la que, teóricamente, se basan los nueve, no alude tampoco al petróleo, los alimentos y las medicinas.

Fuentes italianas precisaron que la CEE tiene en cuenta la situación interna en Irán y «todo lo que, de verdad, pueda ayudar a los rehenes». De acuerdo con esta teoría, Italia defiende un criterio de gradualidad, de forma que las sanciones reales no lleguen hasta después del próximo día 28, en que se reúne el Parlamento iraní. Medios diplomáticos sugieren que el coronel Gadafi ha hecho llegar a Roma una seria advertencia: el bloqueo completo contra Irán podría provocar una violenta reacción en Libia, proveedor habitual de gas natural.

La regulación concreta de las «excepciones» al boicoteo Comercial será puesta a punto por un grupo de expertos, que la someterá hoy de nuevo al Consejo de Ministros europeo. Mientras, éstos debatirán sobre la situación en Afganistán. El ministro italiano de Asuntos Exteriores, Emilio Colombo, informará sobre su entrevista, de una hora de duración, en Viena, con su colega soviético, Gromiko. «Sigue existiendo un abismo entre nuestra concepción de la distensión, global e indivisible, y la de la Unión Soviéti.ca», dijo Colombo a su llegada a Nápoles. Todos los responsables de la diplomacia europea están, sin embargo, de acuerdo en un punto: Estados Unidos y la URSS tienen que dialogar y la Europa de los nueve presionará cuanto haga falta en uno y otro lado.

La propuesta de Kabul sólo obtuvo comentario por parte de fuentes británicas: «Nosotros queremos la neutralidad de Afganistán, no su neutralización». En cuanto a la situación en Oriente Próximo, la misma fuente británica afirmó: «No queremos entorpecer el camino de los acuerdos de Camp David, pero Europa no puede correr tampoco el riesgo de que el conflicto en esa zona del mundo se inmovilice».