Los servicios secretos españoles acusaron al director de EL PAIS de ser agente soviético
Los servicios secretos españoles -adscritos al antiguo Estado Mayor- pasaron al Gobierno hace unos meses la «información» de que influyentes periodistas -entre ellos el director de EL PAÍS- trabajaban para el KGB (Comité Estatal de Seguridad), la policía política soviética. La información estaba avalada por una enorme cantidad de pruebas falsas.Informes con denuncias en este sentido contra personas concretas llegaron a las mesas de despacho del presidente del Gobierno. En los informes se incluían cheques y cartas falsificados que pretendían demostrar que directores de algunas publicaciones españolas cobraban del Gobierno soviético fuertes sumas de dinero en marcos alemanes, a través de la compañía Aeroflot, a cambio de la publicación de determinadas informaciones u opiniones en sus periódicos. La operación incluía la figuración de cuentas numeradas, abiertas a nombre de las personas objeto de la calumnia, en bancos de Luxemburgo y Suiza. Los servicios secretos pasaron información «fidedigna» al respecto, y otras personas se dedicaron, al parecer, a filtrar dichos informes a publicaciones y círculos de extrema derecha. Ante lo sorprendente y la gravedad de la información ofrecida por los contraespías, el Gobierno pidió una comprobación de los datos, que fueron oficialmente reconfirmados. La existencia de cartas y talones falsos ha sido posteriormente comprobada, y algunos de los difamados por los servicios secretos, informados de ello por el Gobierno.
El director de EL PAÍS, que tuvo conocimiento por las autoridades de un número de cuenta que se le atribuía en un banco de Luxemburgo, pudo levantar el secreto bancario para demostrar la inexistencia de dicha cuenta, en la que, según los servicios secretos españoles, habían sido ingresados por los rusos millones de pesetas en marcos alemanes. Se desconoce la magnitud de la operación y el número de personas que se trataba de envolver en ella. Tampoco se sabe si el Gobierno ha descubierto a los culpables y los ha eliminado de su red de información, o si ésta sigue efectivamente destinada a la invención y difusión de informaciones falsas.
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