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El Papa defendió en Zaire la familia tradicional frente a la poligamia

Juan Arias

En su segunda jornada de estancia en Kinshasa, capital de Zaire, el papa Juan Pablo II hizo ayer una defensa de la familia tradicional monogámica frente a la poligamia -muy extendida entre los católicos africanos-, así como del celibato sacerdotal. En sus conversaciones con el presidente Mobutu Sese Seko resaltó los valores de la «soberanía nacional» y de la «dignidad nacional», poniendo como ejemplo la experiencia de su país, Polonia.

Juan Pablo II, durante sus dos primeras jornadas de peregrinación africana, ha pronunciado ya más de diez discursos. Como en sus viajes anteriores, también en Africa su actividad está siendo febril. Empieza su programa a las seis de la mañana y lo concluye a las diez de la noche. Lo más duro para «el Papa llegado del frío» es este clima tropical que hace sudar hasta a los huesos. Pero, al parecer, le está ayudando mucho el haber perdido doce kilos de peso durante la última Cuaresma, que, según su secretario particular, la ha vivido con el mismo rigor de los antiguos monjes, comiendo una sola vez al día y muy frugalmente.

El encuentro más humano, hasta ahora, de Juan Pablo II con la población africana de Kinshasa ha sido su visita de ayer tarde al hospital de leprosos de la capital, doblemente abandonados, en una tierra donde la miseria entra por los ojos desde que te despiertas. Esta vez, Juan Pablo II tuvo dificultades para ocultar su profunda emoción ante esta humanidad dolorosa. La característica de sus encuentros con las diferentes categorías de personas sigue siendo el calor humano del pueblo africano y su admiración hacia este gran personaje católico, que se ha presentado a ellos llamándose con la palabra francesa que equivale a «jefe tribu».

"Africanización" del cristianismo

Ante los obispos, el Papa tocó el delicado tema de la «africanización del cristianismo». El Papa, que sabe muy bien que las tensiones en esta cuestión son muy fuertes en Zaire, hasta el punto de que muchos sacerdotes, han anunciado que no asistirán a la misa que el Papa celebrará hoy ante un millón de personas, según el rito latino y en latín, al que se añadirá un poco de folklore africano, puso en su discurso tonos muy distensivos. Dijo claramente que los africanos tienen el derecho, como los demás pueblos -también aquí citó a Polonia-, a ser cristianos sin dejar de ser africanos.Pero añadió en seguida que, por ejemplo, en la liturgia, que aquí es uno de los temas más sentidos, «todo enriquecimiento de experiencias nuevas es posible, a condición de que el significado del rito cristiano sea siempre bien conservado y que el aspecto universal, católico, de Iglesia, aparezca claramente ("unidad sustancial del rito latino") en unión con las otras iglesias locales y de acuerdo con la Santa Sede».

En lo que se refiere al otro tema candente del celibato es que aquí plantea problemas muy concretos entre sacerdotes y, hasta obispos, así nos lo han asegurado los misioneros, porque es difícil que un africano acepte a un hombre sin hijos y sin actividad sexual. El Papa no ha insistido con dureza, pero ha vuelto a recordar que «el celibato es el signo de toda consagración total a Dios».

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En el encuentro con las familias católicas de Kinshasa, el papa Wojtyla ha insistido con gran fuerza en la defensa de la familia tradicional. Ha recordado que la primera experiencia de familia en la historia, como enseña la Biblia, era la «pareja», no poligámica, y que fue el pecado original quien rompió esta experiencia, que, según el Papa, «es una revelación de Dios completamente original». El Papa ha insistido mucho a los obispos para que mantengan la unidad entre ellos y con el centro universal de la Iglesia,«que es Roma».

Una de las facetas del viaje que aquí no se ha comprendido ha sido la visita a «una familia pobre», organizada por el nuncio apostólico. Cuando reunió a las religiosas para que les indicaran una de estas familias particularmente pobre, al parecer, una monjita española muy salada se levantó y dijo: «Me puede repetir lo que ha dicho monseñor, porque no he entendido». Ocurre que aquí son pobres el 99% de la población.

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