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Martine Lasry expone su impresionismo cromático

La exposición se clausura el miércoles

El placer de pintar a todo color, de aprovechar sin escrúpulos las múltiples posibilidades combinatorias que ofrecen gamas, tonos e intensidades para llevar la mezcla al máximo grado de vigor y frescura, es la afirmación común que traslucen los últimos óleos de Martine Lasry, expuestos en la galería Chelsea, de Madrid, hasta el próximo miércoles.«Empecé a pintar a los doce años, cuando vivía en Tánger. Allí estudié cuatro años con la pintora francesa Boulard Devé. A los dieciséis años me trasladé con mi familia a Madrid, donde seguí pintando en la intimidad, hasta que decidí estudiar la carrera de decoración, porque era una forma de ganar dinero. Cuando me casé dejé la decoración y volví de nuevo a pintar. La vida social, los viajes y la responsabilidad de atender a mis dos hijos me impiden dedicarme exclusivamente a la pintura y hacer de ella mi vida, pero espero que algún día, cuando los niños sean mayores, y no me necesiten, pueda tener un estudio propio, como todo artista, y el tiempo necesario para trabajar con continuidad».

Hace tres años, Martine Lasry presentó por primera vez su obra al público, también en la galería Chelsea: veinticuatro cuadros, todos vendidos, y en Ginebra celebró otra exposición el verano pasado, su debut a nivel internacional. En esta exposición los críticos han observado un avance importante con respecto a la anterior, en cuanto al dominio de la técnica y al nivel de armonía y homogeneidad, que consiguen los cuadros que la integran.

La fidelidad que mantiene Martine Lasry al impresionismo, a su característica temática realista, a base de paisajes y espacios abiertos, no deja de sorprender en el caso de una pintora joven y culta, que, sin negar su formación clásica, podría sentirse tentada a explorar nuevas formas de expresión dentro de las diversas corrientes y tendencias de la vanguardia pictórica.

«La verdad es que si mi estilo es un impresionismo clásico evolucionado es porque no lo pasaría nada bien pintando abstracto o hiperrealismo. Lo que más me gusta es pintar aplicando directamente el color sobre el lienzo, sin dibujo previo. Al trabajar así tengo que desechar algunos cuadros, pero a veces me sale bien al primer intento».

«El contenido de mis cuadros refleja imágenes que he acumulado en mi vida, en mis viajes, y que reproduzco no con exactitud fotográfica, sino tal como se conservan en mi recuerdo».

Algunos críticos han detectado cierto feminismo implícito en la obra de Martine Lasry, pues, aunque sus cuadros no aluden específicamente a la opresión de la mujer o expresen una concreta denuncia, revelan una vigorosa utilización de los colores que desmiente la tópica visión de la pintora de amables paisajes y tonalidades dulces.

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