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Victoria del Partido Liberal en las elecciones hondureñas

En contra de todos los pronósticos, incluidos los que señalaban la existencia anticipada de un gran fraude electoral, el Partido Liberal hondureño, de tendencia centrista avanzada, venció en las elecciones constituyentes celebradas el pasado domingo en este país centroamericano. Aunque se produjeron numerosas irregularidades en distintos locales electorales, motivadas básicamente por deficiencias en el censo, los hondureños demostraron con su masiva afluencia a las urnas el deseo de retornar a la normalidad constitucional de forma pacífica.

Los resultados conocidos a primeras horas del lunes daban una ventaja a los liberales de unos 50.000 votos sobre sus principales oponentes, el Partido Nacional, al que se consideraba ligado al oficialismo y favorito para el triunfo final. El tercer grupo político en discordia, el Partido de Innovación y Unidad (PINU), aparecía muy alejado de los otros dos y no sumaba en ese momento más que 23.000 sufragios.Un diario local había asegurado, hace algunas semanas, que la única manera de tener la convicción de que las elecciones constituyentes se habían desarrollado limpiamente era que la victoria favoreciese al Partido Liberal; tales eran las expectativas de fraude, suficientemente divulgadas en los medios de comunicación extranjeros. Sobre esa base, es preciso reconocer que el proceso electoral ha sido, en general, limpio, y que los resultados son, efectivamente, la expresión de los deseos populares.

El mérito del Partido Liberal es aún mayor si se tiene en cuenta que la mayoría de las autoridades locales en aldeas, pequeños cantones y en los grandes centros urbanos del país (Tegucigalpa, San Pedro Sula, Puerto Cortés, La Ceiba) o pertenecen abiertamente o simpatizan con el Partido Nacional. Es significativo también que los liberales hayan vencido en circunscripciones consideradas como bastiones tradicionales del nacionalismo.

Este último grupo se propone impugnar los resultados de algunas mesas, basados en la constancia de que miles de personas de su partido no pudieron ejercer el derecho de sufragio por irregularidades en las listas del censo. Nunca, como en Honduras, la compañía IBM, encargada de computar los datos, habrá tenido tan mala publicidad. Las lindezas que se decían el domingo en las emisoras de radio sobre la actuación de dicha empresa son difícilmente reproducibles.

Se calcula, en efecto, que alrededor de 80.000 personas, repartidas en todo el país, no pudieron votar porque sus nombres no aparecían en las relaciones electorales. Pero estas irregularidades afectaron por igual a los tres partidos en litigio.

Escasa abstención

Las tres lecciones iniciales del proceso electoral hondureño son muy lineales. La primera se refiere al escaso eco que han tenido entre los habitantes de este país los llamamientos a la abstención hechos por algunas agrupaciones políticas. La gente acudió a votar en orden, con espíritu festivo, con evidentes deseos de recuperar un derecho que ejercieron por última vez en 1971.En segundo término, es preciso reconocer que no ha desaparecido la polarización política existente desde hace casi un siglo en Honduras. Los escasos votos conseguidos por el Partido de Innovación y Unidad (PINU), una agrupación joven, con un sugestivo programa político, cercano a la socialdemocracia, demuestran que en este país se es liberal o nacionalista, y que esta cualidad se transmite de padres a hijos, como si fuera una herencia.

La tercera interpretación es de mucho mayor contenido político. El hecho de que los hondureños hayan favorecido mayoritariamente con sus votos al partido legal más alejado de los planteamientos oficialistas y gubernamentales (que, en estos momentos, recuérdese, ejercen las fuerzas armadas) demuestra un interés popular por terminar con una situación de predominio de los Gobiernos castrenses que se han sucedido desde diciembre de 1972.

Ayer se supo en Tegucigalpa, de forma extraoficial, que la policía y el Ejército de Honduras descubrieron un vasto plan encaminado a alterar el proceso electoral del pasado domingo.

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