El laberinto vasco
« ... ) Situación social, política y electoral incierta, violencias del poder, violencias de ETA, tales son los elementos de una crisis crónica que las elecciones del día 9 de marzo no sólo no han cambiadosino confirmado. Si después de laselecciones del día 25 de octubre el Gobierno podía declararse relativamente satisfecho, no ocurre ahora lo mismo.Jugando a la vez con la división, la seducción y la fuerza, pudo aislar a la izquierda negociando con el PNV un Estatuto de Autonomía, cuyo espíritu no respeta, lo que inflinge un severo golpe a la credibilidad política y a la cohesión de los nacionalistas.
Modulando la represión en función de las relaciones de fuerzas que el Gobierno deseaba crear sobre el terreno, ha podido reforzar alternativamente el peso de los nacionalistas radicales o, por el contrario, intentó marginarlos. ( ... )
Euskadiko Ezkerra y ETApm, que habían recomendado votar,sí el día 25 de octubre, tienen detrás de sí el éxito de la operación Rupérez, la explosión de un cohete antitanque en los alrededores del palacio de la Moncloa y el llamamiento a la huelga contra el Estatuto de los Trabajadores el día 7 de diciembre. Juegan el juego de la participación crítica, y después del descenso electoral del PSOE han sabido responder al reformismo radical de las masas vascas, cogiendo al Gobierno en su propio juego. Su coherencia política les ha asegurado de una elección a otra una progresión y una audiencia que tienden a desbordar su base nacional obrera inicial para alcanzar un sector notable del electorado emigrado y socialista. )»
, abril 1980
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