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"Cumbre" judicial en Italia para estudiar las confesiones del "brigadista" arrepentido

Juan Arias

Ayer se celebró, en un lugar secreto de la capital italiana, una cumbre de magistrados de Milán, Turín, Génova y Roma, responsables de los procesos de terrorismo. La cumbre tuvo como finalidad estudiar el explosivo documento de las confesiones del «terrorista arrepentido» Fabrizio Peci, entregadas por él a los carabineros.

Se trata de una confesión escrita de sesenta folios. Esta vez la prensa no ha publicado el dossier, porque lo prohiben las nuevas leyes antiterrorismo, pero los directores de los grandes diarios han declarado que el documento les ha llegado y han replanteado el problema de la libertad de información. Se preguntan si la responsabilidad es del periodista que publica estos documentos o de quienes los mandan a los diarios. Y en este caso lógicamente, se trata de la magistratura o de la policía.A esta nueva «confesión» de un terrorista, nada menos que del jefe de la columna de las Brigadas Rojas de Turín, se le otorga mucha importancia. «Son la clave», ha escrito ayer Corriere della Sera, «de nuestra tragedia nacional».

Dos puntos son fundamentales en el documento de Peci: cuando afirma que las Brigadas Rojas son «italianísimas», que en el secuestro de Moro actuaron sólo italianos: «los líderes más cualificados», y cuando explica cómo funciona la organización terrorista Brigadas Rojas. Peci afirma que el terrorismo italiano tiene contactos internacionales sólo en lo que se refiere a las armas. Explica que son todas de origen palestino y que las más importantes llegaron en una pequeña embarcación en un viaje, de un mes, del jefe del partido armado, el invisible Mario Mortetti, organizador del comando que secuestró y asesinó a Moro, y que, según Peci, está hoy en Francia.

Por lo que se refiere a la organización interna del partido armado se explica que Peci no sepa muchas cosas y que lleva razón cuando asegura que, por ejemplo, del encarcelamiento de Moro no sabe nada. Resulta que un terrorista del grado «tres» puede tener contactos sólo con el uno del grado «cuatro», y no con otro del «dos». Peci ha dicho todo sobre el grupo de Turín porque él era su jefe, y de hecho el resultado ha sido la gran redada de los últimos días. De los otros grupos sabemenos, o lo sabe indirectamente. Sobre el asesino de Carlo Casalegno, vicedirector del diario La Stampa, de Turín, afirmó que la organización había decidido dispararle sólo a las piernas, pero que su muerte fue decidida apenas se publicó el último artículo del famoso periodista; en el que pedía medidas más drásticas contra el terrorismo: «Se hizo», dijo Peci, «para amedrentar a los otros periodistas».

Mentís de la OLP

Por otra parte, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) desmintió ayer en Roma cualquier contacto con las Brigadas Rojas respecto a negocios de venta o suministros de armas.La OLP hizo público esta tarde un comunicado para salir al paso de las noticias publicadas por la prensa italiana, según las cuales las Brigadas Rojas habrían adquirido las armas para el atentado contra el primer ministro democristiano Aldo Moro de las organizaciones de resistencia palestinas.

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