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Los aliados occidentales dejan solo a Estados Unidos en su política de aislamiento de Irán

EEUU se ha topado con una reacción reticente y cautelosa de sus principales aliados occidentales, a los que pidió el martes que adoptasen también medidas de represalia contra Irán, tendentes a obtener la liberación de los cincuenta rehenes norteamericanos retenidos en la embajada estadounidense en Teherán. Japón y Europa dejan prácticamente solo a Carter en su enfrentamiento con Jomeini, según se desprende de las primeras reacciones de los diferentes Gobiernos.

Los embajadores norteamericanos en Ottawa, Bonn, Londres, París y Tokio han sido movilizados en las últimas 48 horas para que traten de obtener el apoyo de los Gobiernos aliados a cuatro medidas: la imposición de un embargo comercial -exceptuando los productos alimenticios y farmacéuticos-, la suprelión del crédito, el boicoteo de barcos y aviones matriculados en Irán y la reducción drástica de su personal diplomático acreditado en Teherán.Gran Bretaña, principal aliado europeo de EEUU, ha reaccionado con extraordinaria cautela a la petición norteamericana, señala Carlos Mendo desde Londres.

La falta de entusiasmo británica está motivada, en primer lugar, por la desairada posición del Gobierno de Loncfres, que se ha quedado prácticamente solo en el boicoteo de los Juegos Olímpicos entre los países europeos, y, naturalmente, no desea un segundo resbalón.

En segundo lugar, en las dudas expresadas en privado por altos funcionarios gubernamentales, especialmente lord Carrington, en cuanto a la efectividad de un embargo comercial, a no ser que este fuera decidido por la totalidad de los miembros de la Comunidad Económica Europea.

Aunque Gran Bretaña podría hacer frente perfectamente a un embargo en el envío de petróleo iraní, debido a que sólo entre un 3% y un 4% de los crudos consumidos en Inglaterra provienen de Irán, en círculos gubernamentales existe el temor de que Teherán pudiera decretar una congelación de las cuantiosas inversiones británicas en aquel país.

Incluso la posible ruptura de relaciones diplomáticas está siendo objeto de un cuidadoso estudio por parte de Londres, ya que, en opinión de los expertos, la embajada británica en Teherán podría ser utilizada como vía de negociación con el Gobierno iraní.

Alemania Federal, segundo gran aliado de EEUU en Europa, no ve ningún motivo válido para retirar a su embajador en Teherán, según manifestó a la prensa el portavoz oficial del Gobierno, Armin Grünewald, al término de un Consejo de Ministros, informa Julio Sierra desde Bonn.

El portavoz dijo también que el Gobierno había acordado tratar a nivel comunitario el problema suscitado por la interrupción de relaciones diplomáticas entre Irán y Estados Unidos.

Alemania Occidental se encuentra, deide luego, en una posición realmente incómoda: la RFA sigue siendo el primer proveedor de Irán, aun cuando los intercambios hayan decrecido sensiblemente durante el último año.

En definitiva, sólo Canadá, entre los «fieles» de EEUU, considera la «posibilidad de emprender nuevas acciones contra Irán, si este país sigue desafiando los derechos y usos internacionales», manifestó ayer el primer ministro, Pierre Trudeau, aunque no precisó si su Gobierno está dispuesto a unirse a las sanciones impuestas contra Teherán por Washington.

Por el contrario, en Tokio, un alto funcionario japonés anunció que el Gobierno había fijado como fecha tope para decidir sobre este tema el día 1 de mayo, pero al término de una conferencia ministerial restringida celebrada ayer se declaró que «Japón sólo puede cooperar con EEUU en el marco económico». El Ministerio de Asuntos Exteriores especificó que era impensable un embargo total de exportaciones japonesas, ya que tales medidas fueron rechazadas por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Fuentes diplomáticas francesas observan con desagrado, señala Feliciano Fidalgo desde París, que la Administración norteamericana hace ciertos comentarios que se asemejan bastante a presiones. «Washington», comentan, «da a entender que los europeos no tienen nada que ganar al apostar por sus abastecimientos petrolíferos en contra de la solidaridad occidental, en la medida en que no tienen ninguna garantía de que ésta será definitivamente mantenida.» Según se interpreta en París, Washington insinúa que si ahora Europa no es solidaria de EEUU, algún día Norteamérica podría no tener una actitud solidaria con Europa.

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