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Ponencias de los profesores San Martín, Tejedor y Muga sobre antropología filosófica

En el marco del Simposio Nacional de Profesores de Antropología Filosófica, el profesor Javier San Martín disertó sobre Ciencias humanas y antropología filosófica. Comenzó por referirse a la oposición que existe entre la antropología filosófica, basada en una pura especulación subjetiva, lo que llama Piaget «la ilusión de la filosofía y la antropología científica, basada en datos verificados y empíricamente exactos.Para el profesor San Martín, la antropología científica depende de una ontología previa del hombre. En este sentido analizó la constitución de la antropología científica, explicando que la antropología cultural estaba basada en el desprecio del buen salvaje, del hombre primitivo, y en la desigualdad humana. Luego, otras concepciones paradigmáticas sustituyen a este evolucionismo, como la antropología americana de Boas, que reconoce cierta particularidad original de los pueblos, aunque, salvaguardando la distancia que nos separa, no predica el exterminio cultural. Pero son el funcionalismo y el estructuralismo los que descubren un concepto universal del hombre y, en sus investigaciones, llenaron de contenido a la igualdad humana. Ahora bien, tanto el uno como el otro pecan por la búsqueda de un equilibrio estático de signo metafísico uno, y el otro, por su antifilosofismo, anuncia la muerte del hombre. La solución, para el profesor San Martín, consiste en asumir las investigaciones positivas de estas últimas escuelas mencionadas y buscar una imagen concreta del hombre y de su identidad histórica.

El simposio continuó con una ponencia del profesor César Tejedor, de la Universidad de Comillas, de Madrid, sobre Categorías y formas de pensamiento en la antropología filosófica. Comenzó su exposición definiendo el carácter fundamental que ha tenido la antropología filosófica desde Max Scheler hasta que Foucault afirma el vacío del hombre, «el hueco del cuadro» de Velázquez que analiza.

El conferenciante sostuvo que pensar es llenar el vacío y vaciar lo lleno. Pero, en definitiva, pensar es afirmar. Así nace lo que podíamos llamar una antropología positiva, llena de afirmaciones rotundas sobre lo que es el hombre y rica de categorías completas. Pero el resultado de esta antropología es que el hombre real y concreto, de que hablaba Unamuno, se le escapa. Por esta razón, el autor nos propone una antropología interrogativa, sobre la base de preguntas auténticas, en búsqueda de respuestas positivas.

Este pensamiento interrogativo abre y no cierra. Arranca sus preguntas de la experiencia mundana, para formular nuevas preguntas. Ahora bien, la categoría correspondiente a ese pensar interrogativo es el símbolo que introduce una contingencia radical en el discurso sobre el hombre. Hay que pensar, pues, el hombre desde el vacío, para llegar a comprenderlo verdaderamente.

A continuación, el profesor Jesús Muga, de la Universidad Complutense, de Madrid, disertó sobre La formalización de los conceptos en el método antropológico. Partió de la situación en que se encuentra la antropología filosófica, que todavía no ha encontrado un campo propio dentro de la filosofía, siendo su cenicienta o hermana menor. Para remediar este desconcierto propuso cuatro postulados que podrían servir de guía para el trabajo del antropólogo: primacía de la acción en la realidad humana, de acuerdo a la definición de Marx de que el ser del hombre es su praxis transformadora; desobjetualización, el hombre tiene que liberarse de los objetos que pesan sobre él, cosificándolo; desprivatización conceptual contra lo abstracto, es decir, el individuo no es un átomo aislado en el yo o sujeto abstracto, sino que se realiza en la colectividad.

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