Tarradellas suspende una campaña de planificación familiar

El presidente provisional de la Generalidad, Josep Tarradellas, ordenó la suspensión de la campaña de planificación familiar que, desde esta semana, había iniciado la Consejería de Sanidad y Asistencia Social de la Generalidad. En base a las funciones que le corresponden, la mencionada Consejería había editado cientos de miles de carteles, dípticos opúsculos en los que, con un tacto impecable, se informaba sobre los diversos métodos anticonceptivos. Su distribución ha sido radicalmente parada en su inicio por orden personal de Tarradellas.

Desde anteayer, la Consejería de Sanidad y Asistencia Social de la Generalidad iba a distribuir 200.000 carteles (de tres modelos diferentes), otros 200.000 dípticos (de cuatro modelos diferentes) y 200.000 opúsculos (150.000 en lengua catalana y 50.000, en castellano, mientras que las demás publicaciones estaban todas en catalán).El contenido de todo este material era información respecto a la forma de evitar los embarazos. Tanto las frases como los dibujos eran de una delicadeza extrema. En parte coincidían con informaciones semejantes editadas de forma sistemática en Gran Bretaña desde hace diez años.

Todo el contenido de la campaña correspondía a lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya en 1971. La frase más destacada era, en catalán, «Ningún embarazo, no deseado». Otras frases, siempre en catalán, eran: «Si haces el amor, no hagas la guerra.... a los anticonceptivos», «Si habéis explicado a vuestros hijos cómo se hacen los niños, explicadles también cómo no se hacen». Los métodos ariticonceptivos explicados someramente eran el preservativo, la pastilla anovulatoria, el dispositivo intrauterino y el diafragma.

La prohibición de Tarradellas llegó a la Consejería de forma fulminante, después de que el presidente provisional se hubiese enterado de la edición de dicho material informativo a través de las noticias divulgadas, de forma absolutamente normal, por la Consejería, para dar a conocer el inicio de la campaña. La prohibición ha implicado la retención de todo el material, muy pocas horas antes de que éste fuese distribuido a través de todo tipo de asociaciones cívicas y ayuntamientos, pero no impidió el reparto de algunos millares de ejemplares en Lérida y Gerona.

Algunas fuentes indicaron que, en el terreno meramente formal, Tarradellas utilizó el argumento de que él y el consejo ejecutivo debían aprobar dichas publicaciones. Pero las fuentes indicaron que ello era una barbaridad. «Se trata», dijeron, «de una actividad propia de la Consejería y no de toda la Generalidad.» Señalaban como razón auténtica de la actitud de Tarradellas «su ya probado reaccionarismo», y le atribuían el haber expresado en privado criterios sobre una presunta indecencia de la campaña.

La Consejería de Sanidad pensaba obtener del Gobierno central el dinero suficiente para cubrir los gastos de la campaña. Resulta que, en efecto, en el actual presupuesto general del Estado figuran cien millones para el Ministerio de Sanidad destinados a labores de divulgación como la de referencia. De esta cantidad, unos siete millones corresponderán a la Consejería autonómica.

Fuentes feministas catalanas expresaron anoche su incontenible irritación ante esta nueva postura de Tarradellas, que, según una feminista, «conforma un todo con anteriores actitudes de Tarradellas, que por ultramachistas producen tanta pena como repugnancia.