Marisa Medina
La conozco hace muchos años, y me parece que fue educada en las monjas. Bueno, pues ahora nos sale con éstas, un libro de versos, La raza maldita, prologado por Emilio Romero, y donde la compacta polígrafa dice: «Confieso haberme acostado con Proust, Hesse, Miller, Cortázar, otros muchos, y tener todo su esperma dentro.» A lo que se ve, con el único escritor que no se ha acostado es con el prologuista. Tampoco hay derecho. Vistos los resultados, yo creo que Otero Novas y demás ministros del Gobierno o de la Iglesia deben seguir cargando la mano y la pasta en la enseñanza libre/ privada (religiosa), mientras abandonan colegios nacionales, gratuitos, tan logrados como el de San Esteban de Fuenlabrada, mixto, lo cual que tres maestras del San Esteban se han ido a casa a parir y no se las ha sustituido, o sólo se ha metido a una nueva, mientras los miles de maestros en paro, de ambos sexos, van todos los días a Vitrubio a manifestarse con la pancarta. A mí, contra lo que editorializan los rojos, francmasones, ateos, librepensadores y laicos de este periódico, me parece que hay que proteger la enseñanza religiosa de frailes y monjas, o sea, para que el personal no se desmadre el día de mañana, que luego nos salen todos Pegamoides, Aviador Dro y Obreros Especializados, Ramoncines (Ramoncín me llama que está grabando aquí al lado, en RCA) y Red de San Luis. Ahora toda esta basca rockera pasa los miércoles por el Sol, tipo cabal gata fin de semana, pero resulta que las decentes, las de toda la vida, las que han pasado del bastidor de las monjas al video de TVE, como Marisa Medina, nos salen aún más ariscas y liberadas: se acuestan con Proust (cosa que no consiguió ni la señora de Guermantes, bien aconsejada por Pedro Salinas), con Hesse (y hay que ver lo que tiene que ser un lobo estepario en la camaju gando a los abalorios), Miller (ése está tirado, como yo; siempre fuimos unos salidos) y Cortázar, que es tan suyo y tan belga. Ante libros como el que acaba de infligirnos Marisa Medina, señorita formal y locutora con arracadas de toda la vida, que salía a leer el telediario en plan Dama de Elche, uno empieza a dudar de la educación sentimental/ lasaliana de los españoles/ españolas, de la eficacia de Ripalda, Vilariño, La buru, Astete, Ignacio, Ladrón de Guevara y Otero Novas. Tanto tomismo y tanto punto del ocho sólo han hecho de Marisa Medina una poetisa (nunca poeta) desenfrenada: «Me han hecho el hijo, he de soltarlo.» Halce un rato han estado aquí mis queridos Carlos Vélez y Andrés Trapiello a preguntarme qué es lo que ha dado la cultura posfranquista:Marisa Medina. Luego ha venido otro equipo de la tele a filmar al Rojito, que no se dejaba, y por lo que mi gato tiene de niño sin escolarizar comprendo el bajo nivel de enseñanza en que va a caer uno de los mejores colegios estatales de Madrid. el que no se suelte un duro para pobres mientras se subvencionan colegios burgueses donde las educandas aprenden esta clase de caligrafía y letra inglesa: «Sudoroso, me baja por el vientre, arañándome, masturbándose, gimiendo.» Me temo, señores ministeriales, que España ha derrochado muchos millones, a lo largo del tiempo, para educar en el buen porte y buenos modales a las muchachas en flor, pero éstas luego quieren acostarse con su creador, Proust, como Marisa Medina, y, lógicamente insatisfechas del resultado, siguen su bachillerato acelerado/ sexual con Hesse, Miller y Cortázar. Llegarán hasta Vizcaíno Casas. Están lanzadas y no hay quien las pare. De las niñas estatales de San Esteban de Fuenlabrada no se sabe que ninguna haya tenido nada con Herman Hesse, ni siquiera con Nabokov, más dado al género párvulo. En cambio miren la teledecente: «Qué leches, se reflejó mi coño en tus pupilas.»
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