Alcoriza: "No me gusta el cine de panfleto"

Se acaba de estrenar en Madrid, en el que fuera hasta hace muy poco teatro Valle-Inclán, la película de Luis Alcoriza Presagio, realizada en 1974 por el director español afincado en México. El filme, en cuyo guión colaboró el novelista Gabriel García Márquez, no será exhibido, por este motivo, dentro de las sesiones de la I Semana de la Crítica, tal y como estaba previsto. Luis Alcoriza declaró ayer que no le gustaba «el cine de panfleto». Se encuentra estos días en Madrid, invitado por la Unión de Escritores Cinematográficos, para participar en los actos de dicha Semana, donde se pasarán únicamente dos de sus últimas películas: Las fuerzas vivas y A paso de cojo.

«Presagio es una película muy violenta», comenta su realizador, «pero no de una violencia física, sino soterrada, en donde está presente el odio al forastero, el fanatismo y, en última instancia, la estupidez. Porque yo no sé lo que es el bien y lo que es el mal, pero sí conozco la diferencia entre inteligencia y estupidez. Cuando se estrenó, en México, la película gustó mucho, y tuvo buenas críticas. El pueblo que aparece en Presagio, más que un microcosmos, como se ha dicho, representa, en realidad, todas las posibles facetas del ser humano, distribuidas en diversos grupos. La violencia cataclísmica de las películas americanas no me interesa; lo que me inquieta es la violencia que está dentro del hombre, en la condición humana, que evoluciona cada día a una mayor crueldad. »Quizá por ello las películas de Luis Alcoriza, realizadas en México en su totalidad, abordan, de una u otra forma, situaciones de enorme dureza, aunque no corra la sangre a raudales.

«De todas formas», añade Luis Alcoriza, «yo creo en el hombre, no en la sociedad que le ha llevado a ser como es, especialmente en sociedades que en los países capitalistas llaman democráticas. donde se defienden los derechos humanos de las personas siempre que no tengan una ideología contraria. »

A pesar de su clara definición ideológica de hombre de izquierdas, que ni siquiera tiene la pretensión de ser objetivo, según confesión propia, Alcoriza rechaza de plano el cine militante en su versión más didáctica. «No me gusta nada el cine panfleto; pienso que, inevitablemente, un hombre que tiene una posición ante la vida y hace una película de alguna manera esta actitud debe quedar plasmada en ella. »

De los largos años de exilio en México, Luis Alcoriza prefiere no hablar demasiado, por temor a que una simplificación excesiva provoque malas interpretaciones. «Nuestra gratitud a México es enorme. Creo que los españoles tenemos una deuda pendiente con este país, por la acogida que recibimos allí los exiliados, pero, en lo que se refiere a la colonia española, pasó un poco lo que está pasando ahora en España, se dio una lucha entre los distintos partidos, había, desde luego, un distanciamiento partidario.»

Entre los proyectos inmediatos de Luis Alcoriza sigue estando el de realizar cine en España, uno de sus mayores y más antiguos deseos, aunque todavía no satisfecho. «Me han ofrecido algunas cosas que están congeladas precisamente por la situación de crisis que atraviesa el cine español, pero estoy deseando hacerlo porque además el cine es algo maravilloso que apenas está en sus balbuceos.»