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El Ayuntamiento financiará estacionamientos para evitar el uso del vehículo privado

Si las conclusiones expuestas a lo largo de las jornadas municipales sobre ahorro de la energía en la ciudad -que empezaron el jueves y concluyeron ayer, sábado- van a ser aplicadas por el Ayuntamiento de Madrid, tal como se ha anunciado, los vecinos de esta ciudad van a ser empujados a vender o aparcar definitivamente sus coches, controlar el uso -en muchos casos abuso- de electrodomésticos e incluso irse habituando a la idea de que, quizá a medio plazo, parte del transporte colectivo corra a cargo de los silenciosos, no contaminantes y quizá demasiado lentos autobuses eléctricos.

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A lo largo de las tres jornadas -organizadas por el Ayuntamiento y por el Centro de Estudios de la Energía-, los distintos participantes presentaron ponencias relativas a la situación de la crisis energética y analizaron después punto por punto cada uno de los factores que inciden en el consumo de energía, a la vez que ofrecieron algunas soluciones que pueden hacer disminuir el gasto. No obstante, se echó de menos la existencia de un plan globalizador sobre ahorro de energía.Ya en el acto de clausura de ayer, Juan Claudio de Ramón, delegado municipal de Obras y Servicios Urbanos, aseguró que algunos de los resultados de las ponencias serán aplicados a corto plazo por el Ayuntamiento de Madrid y que las sugerencias expuestas que, en principio, puedan resultar más costosas o más complicadas, serán sometidas a estudio hasta ver su viabilidad.

Empujar al abandono del automóvil

La primera jornada estuvo dedicada a la incidencia del transporte en el consumo de energía. Si hubiera que buscar un punto de acuerdo de todos los ponentes, se podría encontrar en la necesidad de una mayor utilización del transporte público, ya que el uso del vehículo privado no solamente contribuye al aumento del caos circulatorio -y, por supuesto, de la contaminación ambiental-, sino que, además, su consumo de energía es mayor al de los transportes públicos, tales como el Metro y el autobús (en relación con su utilización).En este sentido, cabrían dos posibilidades para convencer a los usuarios de abandonar el automóvil. La primera sería aumentar la calidad de los transportes públicos, pero el Ayuntamiento -según dijo Juan Claudio de Ramón en la clausura- considera esta solución excesivamente costosa y además sostiene que, en la relación calidad-precio, Madrid tiene «unos transportes públicos estupendos». Por tanto, quedaría la segunda solución, en la que se englobarían una serie de medidas destinadas a «empujar» al ciudadano a abandonar el coche privado.

El empuje se haría con la aplicación por parte del Ayuntamiento de medidas restrictivas, partiendo de «que la única forma eficaz de impedir que un vehículo vaya a un lugar es hacer imposible su estacionamiento», según afirmó Sebastián de la Rica, ingeniero director de la Delegación de Circulación y Transportes.

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Así, pues, las medidas restrictivas apuntarían a poner todo tipo de trabas al estacionamiento del coche (tal como se hizo en el centro de Madrid durante la Operación Navidad, con resultados considerados positivos). Para ello pueden crearse estacionamientos de carácte disuasorio, a la vez que se ponen en marcha procedimientos coactivos del tipo de parquímetros, zona azul o tarjetas de control para residentes de las zonas afectadas.

En cuanto al transporte público, tal como se expuso en las jornadas, se puede conseguir un ahorro energético con la reducción de horas de servicio o de trenes, cierre de determinadas estaciones después de medianoche, etcétera, y la introducción de un parque de autobuses con motor eléctrico que, según el defensor de la idea, Joaquín Martínez de Velasco, se conseguiría una importante reducción de la contaminación tanto ambiental como sonora, y se refirió a la idoneidad de usar los camiones eléctricos para la recogida nocturna de basura por ser totalmente silenciosos.

Otra de las conclusiones obtenidas en lasjornadas fue la necesidad de empezar a utilizar ya las fuentes de energía sustitutorias, tales como la solar o la producida por el reciclaje de residuos sólidos (basuras).

Utilización de la energía solar

En la sesión de clausura, Juan Claudio de Ramón habló de la necesidad de,empezar a utilizar las nuevas tecnologías y fuentes de energía que están ahí y que no hay que esperar más tiempo para su uso. Se refería a la posibilidad de conseguir agua caliente y calefacción, a partir de la energía solar, en edificios ya construidos que permitan la colocación de los paneles y, desde luego, en dotar a las nuevas edificaciones de medios para aprovechar al máximo los beneficios de los rayos solares. En este sentido, las escuelas, edificios de oficinas, hospitales, resultarían idóneos para la aplicación de la energía solar.En cuanto al ahorro proveniente del reciclaje de basuras, tanto Amadeo Hernández García, como Aurelio Hernández Muñoz, ingenieros del Ayuntamiento, señalaron la importancia de la recuperación energética de los residuos sólidos y su transformación posterior en nuevas fuentes de energía.

El uso racional de la calefacción y la adecuación de las instalaciones, así como el material aislante utilizado en los edificios fueron temas tratados por diferentes ponentes. En síntesis, las propuestas fueron el control de las horas de encendido de calefacción y se abogó por la consecución de un sistema individual para el calentamiento de las viviendas, teniendo en cuenta que si ese cambio resulta ahora costoso, a la larga puede repercutir notablemente en el ahorro energético. Al hablar de cambios de las instalaciones actuales para otras más adecuadas, también se planteó la conveniencia de transformar el sistema de alumbrado público de la ciudad, ya que la reducción de este servicio, tal como se preveía en el decreto de ahorro de energía dictado por el Gobierno, supondría el aumento o, al menos la facilitación, de actuaciones de delincuentes.

El uso y abuso de los electrodomésticos de los madrileños mereció también una llamada de atención especial, ya que son muchas las familias que consumen electricidad con objetos cuya utilización, si no es superflua, es, por lo menos, prescindible.

José Miguel Herrero, ponente de este tema, manifestó que para evitar el abuso de este tipo de aparatos habría que hacer una campaña de concienciación sobre un uso racional de los aparatos, imponer toda una serie de limitaciones al empleo de los electrodomésticos mediante normas y prescripciones vinculantes y una progresiva innovación en las características estructurales y funcionales de cada aparato.

El ponente reconoció que el control del abuso del electrodoméstico es una tarea tremendamente complicada, y apuntó que la forma más idónea de la utilización correcta de estos aparatos puede lograrse con una información real y veraz de los productores a los consumidores, campañas de prensa y acciones de sensibilización dirigidas por entes públicos o privados del sector.

Posteriormente podría pasarse a una limitación en el empleo de aparatos domésticos aplicando medidas restrictivas por las que se llegue incluso a penalizar el uso abusivo de este tipo de aparatos y aplicar impuestos especiales sobre electrodomésticos considerados prescindibles.

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