La Orquesta del Estado de la URSS, en el Teatro Real
El programa ofrecido por la Orquesta del Estado de la URSS, dentro del ciclo de la Nacional, se abría con los Cuadros de España del director de la sesión, Yevgeni Svetlanov. Se trata de una pieza pintoresquista, anticuada, superficialmente colorista, escrita tras una gira por España. A través de una orquesta brillante, que demuestra un buen oficio, aparece una tópica y decimonónica visión de lo español en la que tiene cabida desde un cierto orientalismo a una habanera de sabor caribeño, desde el sonido de las castañuelas -protagonistas de varios pasajes de importancia- a una jota que se aproxima en su ritmo al bolero. Página tan brillante como vulgar, que sólo con gran generosidad puede incluirse en la tradición españolista de la música rusa iniciada por Glinka.A continuación pudimos escuchar una versión del Concierto para la mano izquierda, de Ravel, -bien tocado por la pianista Eliso Virsaladse, de técnica poderosa no especialmente preocupada por el aspecto tímbrico, en una versión en la que dominó el tono de divertimiento por encima del clima desolado, obsesivo o jocoso que suele subrayarse en esta obra. Versión enérgica, realista, en la que el orientalismo armónico adquiere un sentido folklorista, acompañada por una orquesta muy presente en la que lo objetivo prevaleció por encima de todo subjetivismo ambiental.
Obras de Svetknov, Ravel y Rachmaninov
Orquesta del Estado de la URSS. Eliso Virsaladse, piano. Director: Yevgeni Svetlanov. Teatro Real, días 14, 15 y 16.
Por último, escuchamos una notable interpretación de la Segunda sinfonía, de Rachmaninov. Svetlanov la expuso con eficacia, energía y brillantez. Cabe destacar el adagio, sin duda lo mejor de la obra, en la que la sinceridad del bello melodismo de Rachinaninov fue apasionadamente traducido por Svetlanov. La orquesta, que posee excelente materia prima, puso de manifiesto en la sinfonía la gran calidad de la cuerda aguda -los violonchelos son muy metálicos- y la contundencia un poco dura del metal. Sin llegar a la infabilidad de las grandes orquestas europeas o americanas, la orquesta del Estado de la URSS posee una sonoridad de gran potencia y un extraordinario temperamentó. Solista, orquesta y director obtuvieron un clamoroso éxito.
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