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Ramón y Cajal niega la manipulación de los enfermos con fines experimentales

El director del centro hospitalario Ramón y Cajal, doctor Isasa Adaro, aseguró anoche a EL PAIS que no estaba en absoluto de acuerdo con las informaciones aparecidas en la prensa. según las cuales en el mencionado centro se practican investigaciones científicas con los pacientes que puedan suponer una falta de respeto a los derechos del ser humano, en general, y del enfermo, en concreto.

«Quiero dejar claro», afirmó el señor Isasa Adaro, «que la investigación que se hace en este hospital, como en los demás hospitales de España, en ningún momento atenta contra los derechos de cualquier enfermo que acude a un hospital. Estos derechos son, en todo momento, respetados por la práctica habitual clínica española.»Las declaraciones del director del Piramidón están en relación con una auténtica jornada demencial vivida por los profesionales que prestan sus servicios en el mencionado centro. El tipo de investigaciones científicas que ha sido denunciado y destacado por algún medio informativo está, al parecer, dentro de la práctica habitual de la profesión médica. No se trata, en absoluto, de misteriosas y oscuras prácticas que atenten contra la dignidad o la seguridad de los enfermos.

En palabras de un comunicado de la Agrupación del Partido Comunista de España en el Ramón y Cajal, se ha asustado a la opinión pública con términos tremendistas que hagan sentir miedo al enfermo que acude a los centros públicos de la salud española. Términos como «un médico experimentó con enfermos de Parkinson sin su autorización»; las experiencias se realizaban a «primeras horas de la mañana» en enfermos de «edad avanzada»; «la sangre era transportada a uno de los laboratorios», contribuyen a destacar, según los profesionales comunistas del centro, «inculcar en la población un espíritu de desconfianza y animadversión hacia la sanidad pública».

Extracción de sangre

Por su parte, los miembros del departamento de investigación del centro Ramón y Cajal han declarado que «la extracción de sangre venosa a pacientes, para el estudio de los niveles circulantes de las drogas usadas en su tratamiento,. no es, de ningún modo, una forma de experimentación, sino la manera idónea de adecuar la dosis necesaria a cada enfermo».Todo se trata, al parecer, de prácticas habituales denunciadas por motivos no profesionales ni científicos, sino de pura persecución personal a un médico, del que intereses ajenos a los profesionales han intentado destruir su imagen. A este respecto, la declaración de la dirección es taxativa, afirmando que «el asunto es un lamentable enfrentamiento entre dos miembros del servicio de neurología. De hecho se ha producido una evidente e interesada distorsión de la realidad, al describir como experimentación prácticas hospitalarias usuales para el seguimiento, control y adecuada dosificación de fármacos, prácticas que suponen un claro avance en la disminución de riesgos terapéuticos».

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