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La gira árabe de Giscard concluye con beneficios económicos

El presidente francés, Valéry Giscard d'Estaing, concluyó ayer, con una entrevista con el rey Jaled, de Arabia Saudí, su viaje a los países árabes del golfo Pérsico y a Jordania. En Riad, lo mismo que hizo el sábado en Amman, Giscard defendió públicamente la participación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en cualquier negociación global sobre Oriente Próximo. Los observadores estiman que el presidente francés ha logrado capitalizar su posición pro palestina con la garantía de los suministros petroleros árabes. Las mismas fuentes entienden también que París puede obtener beneficios políticos con su sugerencia de una «tercera vía» para solucionar el conflicto de Oriente Próximo.

El presidente Giscard d'Estaing regresó ayer a París tras su «campaña oriental» de diez días, a lo largo de los cuales recorrió los cuatro Emiratos del golfo Pérsico, Jordania y Arabia Saudí, y propugnó el reconocimiento oficial de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). La seguridad moral de que los árabes van a venderle a Francia el petróleo que necesita, la posibilidad de intercambios económicos más o menos interesantes y un deseo manifiesto de confirmar la imagen diplomática de Francia en esta región del golfo es el saldo que los panegiristas oficiales exhiben ante la opinión francesa. Tras el reconocimiento de la OLP en los Emiratos Arabes, el sábado, en Amman (Jordania), en donde el 60% de la población es palestina, el presidente galo y el rey jordano, Hussein, recordaron que «todos los Estados de la región tienen derecho a fronteras seguras, reconocidas y garantizadas», lo que implica que también Israel goza de este «derecho un¡versal», y esto, dicho explícitamente por un país árabe, Jordania. En segundo lugar, el presidente galo le reconoció a la OLP el derecho a participar en una negociación global sobre la paz en Oriente Próximo. Es decir, el señor Giscard, en Amman, capital del país, «más palestino» y más expuesto a los peligros de la tensión creada por la cuestión árabe-israelí, intentó equilibrar sus anteriores declaraciones, sólo referentes al derecho a la autodeterminación de los palestinos. Al citar «las fronteras seguras» para todos los Estados quedaba incluido Israel.El Gobierno israelí no reaccionó a este «nuevo paso positivo», según estimaciones de la OLP. Ni los medios oficiales ni la prensa de Jerusalén han concedido importancia alguna a la «cruzada» pro árabe del señor Giscard. En Egipto, el otro país protagonista de la paz de Camp David apadrinada por EEUU, la prensa ha seguido las consignas de silencio decretadas oficialmente. En Francia, los observadores recitan positivamente el detalle del viaje giscardiano, pero no sin matizaciones importantes: en definitiva, el presidente no ha hecho más que confirmar algo que, menos explícitamente, habían reconocido varios países europeos y también Francia. Esto lo ha realizado en un momento oportuno (invasión afgana y revolución iraní; es decir, lo que equivale a la decepción de los árabes por EEUU y la URSS), pero el «edificio de Giscard presenta una grieta considerable, estiman los gaullistas; él reconoce a la OLP, pero esta organización no le reconoce a Israel el derecho a su existencia». Por otra parte, no se olvida que, en última instancia, sólo los norteamericanos pueden forzar a Israel a negociar una paz en la que participen los palestinos en tanto que pretendientes del derecho a un Estado.

Y ello sin olvidar que norteamericanos y soviéticos tienen un derecho de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. A pesar de estos «fallos», la mayoría de la opinión gala estima que, ahora en Oriente Próximo, la «tercera vía» diplomática que propone París, ha avanzado.

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