Carter busca el apoyo incondicional de Schmidt

La situación en Afganistán y sus implicaciones en la política de Estados Unidos frente a la Unión Soviética (embargo económico y boicot olímpico) son los temas principales del encuentro en Washington entre el canciller de la República Federal de Alemania, Helmut Schmidt, y el presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter. «Es la entrevista más importante de los últimos años entre dirigentes de ambos países», comentan los medios diplomáticos en la capital norteamericana. Carter intentará por todos los medios que Schmidt apoye la política de EEUU, sobre todo porque si Bonn se adhiere completamente a las tesis de Washington existen muchas probabilidades que otros países europeos (España entre ellos) sigan la corriente general.La estancia de Schmidt en Washington precede en una semana a la anunciada por el líder socialcristiano, Franz Josef Strauss, hecho que coloca ambas visitas en un contexto preelectoral para los dos políticos alemanes. Helmut Schmidt simboliza para los norteamericanos el «aliado» más importante de EEUU en Europa. Sin embargo, la RFA, sin llegar a las posturas defendidas por Francia, no parece dispuesta a apoyar completamente la estrategia del presidente Jimmy Carter frente a Moscú. Bonn acepta los principios de «presiones» económicas sobre la URSS para que retiren sus tropas de Afganistán, pero no apoya completamente el plan de boicot norteamericano a los Juegos Olímpicos de Moscú. Menos aún la alternativa de otros juegos «paralelos», patrocinados por Washington, que agruparían a los atletas de los países que no acudan a la cita olímpica en la capital soviética. «Sólo serviría para prolongar la crisis en torno a Afganistán», dicen en medios germanos.

En materia comercial, la RFA continúa sus intercambios normales con la URSS, lo que tampoco facilitará el ambiente en el curso de las entrevistas entre Carter y Schmidt. El canciller alemán insistirá en la necesidad de una solución «negociadora» con la URSS, en base a un plan de «neutralización» de Afganistán y retirada progresiva de las tropas soviéticas, como pretenden la mayoría de países europeos, que ven en peligro los principios de la «distensión» en Europa, si las dos superpotencias, Estados Unidos y la URSS, continúan su escalada de retorsiones, originadas por la invasión soviética.