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CIENCIA

Científicos de toda Europa se pronuncian a favor de la Conferencia de Madrid

El decidido deseo de que se celebre la Conferencia Europea de Seguridad de Madrid y el establecimiento de fuertes lazos de cooperación científica continental pueden ser considerados el balance de un foro de científicos europeos que acaba de celebrarse en Hamburgo, según declaró a EL PAÍS el presidente de la delegación española, Carlos Sánchez del Río, presidente también del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de nuestro país.

No obstante, EL PAÍS ha podido conocer que tal acuerdo de cooperación continental, muy en línea con el espíritu y método de la ciencia, que la convierten en uno de los más eficaces lazos de comunicación y unión internacional, se consiguió en un clima de tensión entre científicos del Este y el Oeste, tensión en estrecha relación con la actual conflictividad internacional.

Concretamente, el caso Sajarov constituyó piedra de escándalo para numerosos científicos occidentales. Las delegaciones de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Italia, Suiza..., mencionaron el confinamiento del célebre físico ruso en la ciudad soviética de Gorki. Además de este enfrentamiento se suscitaron otros a causa de las exigencias occidentales de mayor libertad para la ciencia y los científicos soviéticos y del cese de la política antisemítica -se da la circunstancia de una alta presencia judía en la clase científica internacional.

«Cuatro eran los campos científicos en torno a los cuales había sido convocado este foro de Hamburgo», explica Carlos Sánchez de Río, presidente de la delegación española y del CSIC, «la investigación sobre fuentes alternativas de energía (se excluye la nuclear); la nutrición (investigación fundamental en este área); la investigación médica sobre problemas cardiovasculares, virales y oncológicos, y el urbanismo ... ».

La delegación española ha estado integrada en el campo de la energía alternativa por Antonio Luque, figura internacional en la investigación sobre energía solar, y por Manuel Losada, investigador en bioquímica de la Universidad de Sevilla, que ha desarrollado sistemas de producción de amoníaco a partir de algas primitivas y trucos genéticos para producir fertilizantes nitrogenados mediante energía solar. En el área de la nutrición, ha estado en Hamburgo Juan Martínez Moreno, gran especialista de Sevilla en aceites de oliva y grasas, en aceites vegetales. También estuvo Enrique Sánchez Monge, genetista, especialista en trigos, catedrático de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Madrid. Respecto al área médica, asistió el doctor Carmena, en sustitución del doctor Grande Covián, y en el campo del urbanismo estuvo presente Amando de Miguel, quien refirió, entre otras cosas, hechos como el que, en un país como España, todavía con problemas de vivienda, existan 500.000 viviendas secundarias -chalets, etcéteraen los alrededores de Barcelona, cerrados, por tanto, la mayor parte del año.

La aportación española en Hamburgo ha estado, pues, a la altura de los retos que a la ciencia presentan las necesidades de los pueblos europeos. En esa Europa única de los Urales al Atlántico converge la creación e investigación de los científicos de todas las regiones de Europa, desde los españoles a los soviéticos, desde el Báltico al Mediterráneo.

«Los circuitos integrados, consecuencia de la microelectrónica», explica el doctor Sánchez de Río, «empiezan a ser una realidad. Grandes masas de hombres y mujeres deberán pasar a aquellos sectores no reemplazables por máquinas o computadoras. Estos sectores son la sanidad, la educación, los espectáculos, el turismo, etcétera. El cambio radical que esto supone implicará modificaciones sociales muy importantes. Las técnicas moleculares del DNA recombinante y otros avances de la biología van a producir consecuencias sociales menos definibles, pero igualmente previsibles. Se pueden anticipar nuevos métodos de producción de fármacos y alimentos, así como cambios profundos en la agricultura, en la ganadería y en la medicina. Deben vigilarse y controlarse estrictamente las posibles alteraciones de la bioesfera.»

En suma, para el científico español, presidente del CSIC, «para estudiar ese futuro y la interacción de la ciencia en la sociedad debemos mencionar tres aspectos que pueden ayudarnos en la difícil tarea de anticipar lo que no se conoce: el desarrollo científico originado por la propia dinámica interna de la investigación; los problemas que la sociedad va a plantear a la ciencia y a sus cultivadores, y los problemas que la ciencia va a plantear a la sociedad y a los políticos».

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