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Cerrada parcialmente la catedral de León por desprendimientos de piedras

El acceso a la catedral de León por la puerta principal quedó cerrado a los visitantes desde el pasado martes, día 26, por causa de los continuos desprendimientos de piedras registrados durante los últimos días en las dos torres que limitan la fachada del templo. Tras esta decisión, la entrada a la catedral ha quedado limitada a la puerta de la fachada oeste, que no ofrece peligro para los viandantes, debido a las restauraciones llevadas a cabo en esta parte del inmueble durante el último tercio del siglo XIX.Los desprendimientos de rocas y otros materiales han sido especialmente frecuentes desde agosto de 1979, fecha en que el Ayuntamiento de León ordenó cerrar al tráfico peatonal un tramo de los alrededores de la catedral comprendido entre la torre norte y la calle Cardenal Landázuri, ante el temor de que pudieran originarse desgracias personales. Una valla de ladrillo de dos metros de altura, construida para este fin, fue posteriormente ampliada al patio interior inmediato. En las primeras semanas de 1980 el Ayuntamiento inició los trámites para cerrar al tráfico pesado las calles adyacentes, a propuesta de la comisión municipal del Patrimonio Histórico-Artístico, según la cual las vibraciones y contaminación producidas por este tipo de vehículos estaban afectando considerablemente a las vidrieras y a otras partes estructurales del monumento, entre ellas a las numerosas piezas metálicas que sirven de «elementos de sujeción».

Los últimos desprendimientos de piedras ocurridos en la fachada principal se deben, según fuentes próximas al Ministerio de Cultura, a las lluvias caídas durante los últimos días en la capital de la provincia, que han acelerado el proceso de deterioro de los materiales -piedra caliza de las canteras de Boñar- con que fue construido el templo en el siglo XUL El «mal de piedra» que padece la catedral se ha agudizado en las últimas décadas con la acumulación de las tierras procedentes de la erosión en los canales que conducen el agua de lluvia, dando lugar al crecimiento de hierbas y arbustos que, a su vez, han acelerado el proceso de descomposición de la piedra. Hace escasos días la Dirección General del Patrimonio Artístico había anunciado la concesión de treinta millones de pesetas para diversas obras de restauración que aún no han dado comienzo. Una parte de esta cantidad -alrededor de trece millones- está destinada a la reparación del conjunto escultórico del siglo XIII que figura en la fachada principal y cuyo deficiente estado de conservación había alarmado al propio ministerio, que lo había calificado en sus últimos informes como « irreversible »; el resto -diecisiete millones de pesetas- será invertido en la realización de un estudio «en profundidad» sobre el origen y las soluciones que cabe aplicar al inmueble.

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